Siete vidas premiadas con entrada a la inmortalidad

Siete deportistas entraron ayer por la puerta de la inmortalidad y con ellos también llegaron al parnaso deportivo sus ejemplos de superación y de comportamiento ciudadano en el 45 ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.

Siete deportistas entraron ayer por la puerta de la inmortalidad y con ellos también llegaron al parnaso deportivo sus ejemplos de superación y de comportamiento ciudadano en el 45 ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.

Son siete historias de vida que fueron reconocidas, cada una repleta de recuerdos dejados en la memoria colectiva. Los beisbolistas profesionales Gerónimo Berroa y José de León, el pelotero aficionado Enrique -Quique- Cruz, el voleibolista Pascual Díaz, el tenimesista Raymundo Fermín, el propulsor del fútbol Fortunato –Quispe- Mendoza y el pesista Rafael –El Pollito- Ortega.

El acto celebrado en el Aula Magna de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), estuvo dedicado a Pedro Martínez, quien estuvo presente para recibir este alto honor. El empresario y golfista Antonio –Papía- Najri también fue reconocido por su vida deportiva.

Tras cumplirse la primera parte del protocolo, el primero de los nuevos inmortales en desfilar fue Berroa con Luis Manuel Bonetti hijo como edecán. Entonces, las hadas rojas de los eneros triunfantes de 1988-92 se hicieron presentes en los recuerdos y las conversaciones. “Nunca pensé, estar aquí y les voy a decir a esos muchachos que están jugando béisbol por ahí que se fajen”, expresó Berroa en una breve exhortación.

Luego fue llamado Cruz, cuyo brillo en la pelota aficionada le otorgó la oportunidad de llegar al templo sagrado de los atletas extraordinarios. Su edecán fue el doctor Wenceslao Tejada. “Nuestras vidas deben ser un agradecimiento constante a Dios. Eduquen a sus hijos en la fe para que sean hombres rectos”, expresó el padre de Enrique hijo, ex jugador de grandes ligas; Claudia, virreina Miss Mundo 2004; y Carolina, periodista y esposa de Pedro Martínez.

De León entró junto al entrenador de béisbol Luis Mercedes. Conspicuo, compañero de Berroa en la citada dinastía escogidista, también sobresalió en las mayores. Pero el pitcher de la “mala suerte” (86-119, 3.76 en Grandes Ligas) no habló, sino que cedió el micrófono a su hija Priscila. “Gracias por honrar a mi padre”, dijo la niña.

Díaz desfiló junto a su hermano Germán en medio de una algarabía de simpatizantes del club del Barrio Mejoramiento Social, con el cual el rematador dominó el volibol dominicano. También fue uno de los pilares de la selección nacional entre finales de los años 70 y 80. “A todos los clubes, muchas gracias por permitirme jugar, especialmente al Bameso. Deseo que haya un renacer en el volibol nacional”, apuntó.

Fermín se unió a Juan Vila y Mario Álvarez como el tercer miembro de la casta sagrada del tenis de mesa, los llamados chinos del Caribe, que accede al pabellón. Desfiló junto a su hermano Rolling. “Gracias, pero jugaba con el corazón y no pensando alcanzar algo. Este es un gran honor”, pronunció.

Mendoza, nacido en Bolivia, se mostró satisfecho por su carrera como entrenador y educador. “Esta patria me acogió y estoy orgulloso de haber sido útil al país”, expresó el propulsor, quien tuvo como edecán al general Tomás González y fue acompañado por sus hijos que vinieron desde Bolivia. Ortega desfiló último junto a José Marquez y su largo prontuario de éxito arrancó aplausos en el público. “Fueron buenos días de competencia y logramos muchas medallas para el país”, dijo el nativo de La Vega que inició su carrera en los 12 Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1974.

Pedro: “El pueblo ha estado conmigo”

Pedro Martínez va a recibir muchos homenajes en su nueva vida tras abandonar el terreno de juego. Al menos en el país ese largo desfile comenzó ayer, con la dedicatoria del ceremonial del Pabellón de la Fama. “Es un honor estar aquí junto a este grupo de leyendas. También agradezco al pueblo dominicano que ha empujado para que nosotros triunfemos”, expuso. Pedro recibió una placa como testimonio de la dedicatoria y estuvo en el acto hasta el final.

El derecho luce en buena forma pero descartó que el motivo sea un regreso. “Ahora me ejercito diferente”, dijo. El 45 ceremonial coincidió con el número que el serpentinero usó en su carrera en Grandes Ligas.

Pionero. Antonio -Papía- Najri recibió un reconocimiento especial por ser un promotor del golf en el país. Fue uno de los primeros golfistas de calidad y propulsor de este deporte.

Leyendas. Una tríada histórica de la participación criolla en Grandes Ligas. Rafael Avila, Tony Fernández y Epy Guerrero. Dos cazatalentos legendarios y un gran torpedero.

Comité. Los responsables de la organización del Pabellón de la Fama previo al inicio del acto. Para el año próximo se designó a Marcos Jiménez presidente del ceremonial.

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