Informar de lo que vale la pena

La globalización, y con ella Internet, ha cambiado el concepto de libertad y particularmente, el de libertad de expresión. Antes era el privilegio de unos pocos que tenían capacidad de imprimir y difundir conocimientos y noticias.

La globalización, y con ella Internet, ha cambiado el concepto de libertad y particularmente, el de libertad de expresión. Antes era el privilegio de unos pocos que tenían capacidad de imprimir y difundir conocimientos y noticias. Los avances tecnológicos han modificado la forma de ejercer ese derecho. Más ciudadanos pueden recibir y emitir contenidos y cualquiera puede encontrar el modo de difundir información y opiniones a costo muy bajo gracias a Internet. Otros procesos de convergencia han ampliado el acceso a los contenidos y han acelerado su flujo.

Si cualquier ciudadano tiene esa facilidad, los medios estamos obligados a dar más y a ser mejores y especialmente a cambiar el ritmo, los parámetros de velocidad y oportunidad. Y más que todo, a penetrar con la pluma mucho más allá de la superficie. A reinventar el ejercicio de buscar, editar y difundir información.

Multimedios del Caribe quiere transformarse en una única usina de edición y difusión de contenidos en función de la especificidad de cada medio –web, televisión, radio y diario–, sin renunciar a su responsabilidad de servicio público.

Queremos hacerlo conscientes de que estamos en un mundo que multiplica su velocidad, con ciudadanos que quieren saber más, que quieren ir más allá de las noticias que les llegan rápidamente por múltiples canales.

Para lograr ese propósito apostamos a un proceso de cambio en la forma de buscar noticias, de procesarlas y presentarlas. Para responder a esa sociedad que cambia.

Es también un cambio en la relación con la sociedad. Queremos ser un acompañante confiable, no para decirle a la sociedad lo que debe hacer, sino para oírla en sus múltiples expresiones. Escuchar sus aspiraciones y compartirlas, y también para agregarle valores e instrumentos que mejoren su comprensión de la vida.

Hacemos todo esto porque nos preocupa la calidad de vida de la gente; de nuestro hábitat, que es la tierra, nuestra tierra; de los servicios de salud y educación, del agua, del derecho que tenemos todos a vivir en paz, con seguridad, bajo el imperio de la ley, la justicia y el orden, con autoridades confiables y un liderazgo social, político y económico honesto. Todos trabajando para una República y un mundo con menos desigualdades, esas grandes brechas sociales y económicas que nos duelen y nos avergüenzan.

Queremos unos medios que contribuyan a forjar una sociedad más educada, con mejores niveles de satisfacción para todos. Una sociedad que no se conforme con ver crecer su Producto Interno Bruto. “Éxito significa un desarrollo sostenible, equitativo y democrático, que se centre en aumentar el nivel de vida, no sólo el PIB medible”… que el país, “se centre en la equidad, en asegurarse que todos comparten los frutos del crecimiento, porque equidad es una obligación moral, pero también es necesaria para que se produzca un crecimiento sostenido… convencidos de que el recurso más importante de un país es la gente y si una parte amplia de su población no vive de acuerdo con su potencial… el país no será capaz de vivir según sus capacidades”, como dice el premio Nobel de economía, Joseph Stiglitz.

“Los países —agrega Stiglitz– que no invierten generosamente en educación, encuentran dificultades a la hora de atraer inversiones extranjeras para negocios que dependen de trabajadores calificados… y por otra parte, índices elevados de desigualdad, como consecuencia del desempleo, pueden derivar  en descontento social; es probable que aumente la criminalidad y se genere un clima no atractivo para los negocios…”

En 1968, ante un grupo de estudiantes, Robert Kennedy, aseguraba que  “… el PIB no tiene en cuenta la salud de nuestros niños, la calidad de su educación o la alegría de su juego. No incluye la belleza de nuestra poesía o la fortaleza de nuestros matrimonios, la inteligencia de nuestro debate público. No mide nuestro ingenio ni nuestro coraje, ni nuestra sabiduría ni nuestro aprendizaje, ni nuestra compasión ni nuestra devoción a nuestro país. En definitiva, lo mide todo salvo lo que hace que la vida valga la pena…”.

Impulsamos este cambio en elCaribe y en la forma de hacer periodismo en República Dominicana precisamente para eso, para dar cuenta de todo lo que de verdad vale la pena.

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