“Esta es la vergüenza de mi vida”

Juan Carlos Oviedo nunca olvidará el ocho de diciembre de este año, cuando sentía que el mundo se le caía encima y no podí…

Juan Carlos Oviedo nunca olvidará el ocho de diciembre de este año, cuando sentía que el mundo se le caía encima y no podí mover sus manos para evitarlo porque estaban herméticamente amarradas por un acero que marcó lo que considera la mayor humillación de su vida.

Aunque acostumbrado a perder en un terreno de pelota, el espigado relevista que todos conocían como Leo Núñez salió derrotado del consulado norteamericano hacia el Palacio de la Policía Nacional, donde fue detenido por un caso de doble identidad.

“Esta es la vergüenza de mi vida”, relata Oviedo a elCaribe por la vía telefónica desde su residencia en Bonao. “Me esposaron delante de todo el mundo y yo no soy un criminal. Soy una persona que nunca ha tenido problemas con nada ni nadie para que delante de todas las personas en el consulado me esposaran y me sacaran así”, agrega.

“Si me decían que los acompañara no había problemas. No tenía adónde correr y yo estaba en el consulado buscando la forma de resolver mi situación. Fue muy duro, porque no he matado nadie. No soy el único pelotero que ha pasado por esto. Fue el día más difícil de mi vida. Yo no deseo que nadie pase por eso, porque uno se siente muy mal”, dice.

Cuando en su casa se enteraron de que estaba detenido, la situación se complicó y Juan Carlos recibió noticias en nada agradables.

“Mi mamá se puso mala. Imagínate lo dura que estaba la situación, pero gracias a Dios todo se calmó”, expone de su progenitora, Porfiria Jiménez
El lanzador se encontraba en el consulado norteamericano en busca de una visa con su verdadero nombre. Pero, según cuenta, todavía en el sistema del consulado aparece Leo Núñez y es lo que entiende que motivó su apresamiento.

“Yo pensaba que no tenía nada pendiente porque ya tengo toda mi documentación, cédula, pasaporte y una certificación de la Junta (Central Electoral) de que soy Juan Carlos Oviedo”, indica.

Regresó el mismo jueves a su casa y se presentó ayer a la Fiscalía del Distrito Nacional y espera que no se le presenten cargos por falsa identidad.

Perdón público

Oviedo llegó al país el 22 de septiembre pasado, fecha en que se destapó su caso de doble identidad tras una carrera de siete años en las Mayores con Kansas y los Marlins. De salario en las GL, según el portal Baseball-Reference.com, ha ganado 6 millones 849 mil 500 dólares.

Cuando pactó por 15 mil dólares para la organización de los Piratas de Pittsburgh en el 2000 decidió por sugerencias del entorno hacerlo con el nombre de Leo Núñez, quien nació en Jamao al Norte, Moca, un 14 de agosto de 1983, lo que quiere decir que al momento de pasar al profesionalismo contaba con 16 años, ya que lo hizo antes del natalicio.

La fecha de nacimiento de Oviedo es el 15 de marzo de 1982 y debutó en las Mayores un nueve de mayo de 2005 con los Reales. Presenta un registro de 92 salvamentos y una marca de 18-20 con un promedio de carreras limpias de 4.34 en 317 partidos. Siempre ha sido un lanzador de poder, con una bola rápida que pasa de las 95 millas por hora.

“Quería firmar para ayudar a mi familia y más joven siempre es mejor. Cometí ese error. Busqué esa acta de nacimiento de ese amigo mío desde los seis años. Leo y yo lo único que no somos es hermanos de sangre”, comenta.
“Yo le pido perdón a todo el mundo: a mi país, los fanáticos, a Estados Unidos, mis compañeros peloteros, a todo el que he ofendido, le pido perdón por haber firmado con otro nombre. Y de verdad que a los jóvenes les digo que firmen con su edad, porque la mentira no es buena y no le deseo esto a nadie”, expresa.
“Lo hice, pero eso estuvo mal y no importa lo que pase, las cosas siempre se saben. Yo no tenía conciencia de lo que me podía pasar y mira ahora”, dice.

Pasos pendientes

El lanzador, conocido popularmente como el CD, tiene que agotar un proceso especial para que se le conceda el visado norteamericano y puede recuperar su carrera en las Grandes Ligas.

“Tengo pedir perdón al gobierno de los Estados Unidos”, explica. “Ese es un documento que se está preparando y mi agente (Andy Mota) me está ayudando en eso. Espero que me perdonen”.

Oviedo contrató una representante legal en los Estados Unidos, que responde al nombre de Cristina Pérez y tiene su oficina en Los Ángeles, para que le sirva en el aspecto legal. Luego, la Major League Baseball (MLB) debe enviar una certificación al consulado norteamericano en el país en la que asegure que no habrá suspensión para el relevista que ha jugado para Kansas City y los Marlins.

“Mi agente me dijo que no me suspenderán. Tengo fe en Dios y estoy positivo de que todo se resolverá y pronto podré recuperar mi carrera”, dice Oviedo, que en la pelota local pertenece al conjunto de las Aguilas Cibaeñas.

Los Marlins tienen a un nuevo cerrador en la figura de Heath Bell, el ex relevista de los Padres de San Diego que recibió un pacto por tres años y 27 millones de dólares. De todas formas, hay reportes de que la escuadra le ofrecerán arbitraje a Oviedo desde que su situación legal se normalice.

“Soy un hombre joven que cometió un error y está arrepentido de ello. Repito, no soy el primero ni el único y son de las cosas que uno hace para salir de la pobreza”, expresa Oviedo.

¿Si se presenta la oportunidad lo harías de nuevo?

“Dios me libre”, es lo primero que dice. “Ni loco vuelvo yo a pensar en algo así. Esto es terrible”.

“Es muy bueno uno vivir su vida en paz, tranquilo, en familia sin tener que pasar por momentos amargos como los que me han tocado”, expone.

“Gracias a Dios que tengo una buena familia y grandes amigos que me han dado su apoyo en esta difícil situación. A ellos les agradezco porque son esos momentos que necesitas de tu gente”, agrega Juan Carlos, consciente de que le esperan horas largas a la espera de su visa. 

Lanzar en GL con el apellido de su padre

Si algo desea el serpentinero de 29 años de edad, es retornar a las Mayores y honrar a su padre, Juan Ramón Oviedo Castillo, fallecido este año sin el honor de ver a su hijo mostrando con orgullo su apellido en el uniforme.

“Eso se lo debo a mi papá, que en paz descanse. Espero que Dios me ayude a hacerlo”, señala. El deceso de su progenitor se produjo en marzo pasado, mientras estaba en plena faena del entrenamiento primaveral.

“También espero poder llevar a mi vieja a que vea su hijo lanzando. Ella no ha podido verme en vivo en un estadio. Todo ha sido por televisión”, dice . Nunca pudo sacarle el visado a su madre debido a las discrepancias de apellidos.
Por ahora, desea enterrar en el olvido la pesadilla que creó al llamarse Leo Núñez durante mucho tiempo.“Soy Juan Carlos Oviedo. Me pueden seguir diciendo El CD, pero lo demás es una pesadilla que espero pase pronto”.

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