Santiago.- Un niño de 10 años fue secuestrado hace cinco días por desconocidos, quienes piden un monto de dinero no establecido para dejarlo en libertad, denunció  este lunes su madre.

El rapto se produjo el pasado miércoles en su residencia del sector Hato Mayor, al sureste de Santiago, sin que hasta el momento se conozca el paradero del menor.

Marieli Antonia Reyes, madre del niño, dijo que la última vez que vio a su hijo fue hace cinco días. Informó que presentó la denuncia en la Comandancia Norte de la Policía de esta localidad y hasta el momento no se ha hecho nada.

Expresó que teme por la vida de su hijo. Dijo que en una de las llamadas telefónicas recibidas, los secuestradores le advirtieron que si acudía a la Policía podrían hacerle daño al niño.

Santiago.-Desconocidos a bordo de una yipeta raptaron a un niño de diez años de edad cuando se dirigía a su centro de estudios en el residencial Las Praderas, al sur de Santiago. El menor,  por el que no se ha pedido hasta el momento ninguna recompensa pese a que los captores han hecho varias llamadas,  es hijo de María Esther Núñez quien reside en los Estados Unidos.                                                                                                                         

El niño, cuyo nombre se omite por razones legales, reside en la casa número cinco de la calle Siete del citado residencial y se dirigía, al momento de su captura, hacia la escuela Salomé Ureña, donde cursa el sexto grado.  

La fiscal Luisa Liranzo dijo que por el momento solo profundizan las pesquisas para determinar las causas del secuestro y el paradero del menor.  

De acuerdo a las versiones de las autoridades, el menor iba acompañado de otros dos niños, quienes vieron como una mujer a bordo de una yipeta color negro entró a la fuerza al niño. 

Los menores narran que al ver la acción emprendieron la huida para informar al director del centro escolar, Rafael Castillo.                                                                                                                        

La modesta vivienda es custodiada por agentes policiales, quienes impiden el paso de la prensa para entrevistar a los familiares del secuestrado, quienes también se manejan con mucho hermetismo.