Desde mediados del 2010 a la fecha cuatro científicos iraníes han sido asesinados de forma muy similar, con artefactos explosivos de carácter selectivo, que han dado al traste con el trabajo de los mismos en labores ligadas al desarrollo de la energía atómica en el país persa.Las marcadas y muy profundas diferencias de Irán con Estados Unidos son hartamente conocidas y el régimen teocrático islamita ha sido abiertamente desafiante a la hora de encarar las presiones de occidente en contra de su programa de desarrollo atómico.
Irán asegura que este programa esta orientado a fines pacíficos y a la creación de energía para su consumo interno; sin embargo, la comunidad internacional y, en especial, los Estados Unidos, Israel y sus amigos europeos no están muy convencidos de ello, lo que ha degenerado, sazonado por declaraciones “tremendistas” del presidente iraní sobre temas como la necesidad de destrucción del Estado sionista de Israel, la negación del holocausto y otras cuestiones no menos controversiales, en una guerra verbal tripartita (Estados Unidos-Irán-Israel) que amenaza con desencadenar en el Medio Oriente un conflicto de efectos globales impensables y nefastos.
Como introito subrepticio de una guerra abierta contra el país persa, al parecer se han comenzado a desplegar otras modalidades de agresión que, por la idiosincrasia de esta milenaria nación, podrían hacer más daño que bien a las negociaciones para la suspensión del programa atómico iraní, para las futuras relaciones entre oriente medio y occidente y, de manera innegable, para el nivel de vida y sistema de equilibrio mundial al dispararse los precios de los combustibles fósiles como consecuencia de estrategias de mercado que buscan bloquear la entrada de recursos a Irán por concepto de la venta de su crudo.
El pasado 4 de enero la Unión Europea, persuadida por los Estados Unidos, decidió frenar las compras de petróleo a Irán, las cuales representan una media de 700,000 barriles diarios, lo que derivaría en una merma de los recursos que percibe el régimen teocrático iraní pero que, paralelamente, eleva los precios del crudo a nivel mundial y por consiguiente coloca en una situación delicada a los países cuyos aparatos de producción dependen exclusivamente de combustibles fósiles y conduce consecuentemente al alza automática del nivel de inflación global.
Irán, por su parte, ha dicho que la muerte de sus científicos no va a detener sus planes de avanzar en la creación de energía atómica, al contrario, asegura que por cada hombre que muere en el cumplimiento de su deber con la patria otros cien tomarán su lugar y avanzarán incólumes hacia su objetivo, al tiempo de desplegar, con la visita de su presidente a algunos países de América Latina, una estrategia diplomática que busca mostrar que en la comunidad internacional y muy cerca del “patio” de Estados Unidos, tiene aliados que estarían decididos a apoyarle en un eventual conflicto de mayor alcance.
Las diferencias entre los Estados Unidos e Irán han avanzado a un nivel alarmante y, personalmente pienso que los primeros ya han iniciado una guerra contra los segundos, solo que se han decidido por la modalidad de la estratagema económica modulada y la escaramuza táctica beligerante en lugar de un ataque bélico abierto. Los virus informáticos Stuxnet y Star, que este pasado año fueron detectados en los sistemas informáticos iraníes y que estaban diseñados específicamente para atacar e inhabilitar industrias, especialmente plantas de energía, agua y otras redes de servicio a nivel nacional son otra prueba significativa de esta apreciación.
El estrecho de Ormuz, por donde transita a diario la producción de petróleo del golfo pérsico, y los amagos de bloqueo del mismo por parte de Irán, (aunque han negado que exista esa intención) es un elemento que podría hacer pasar el conflicto de esta modalidad a otra más difícil y de la que no quisiéramos ser testigos.
