Atacar o no atacar, el dilema de Israel

Leí algo acerca de que en una zona despoblada de Irán se están cavando 320,000 tumbas en las que se pretende sepultar a igual número de enemigos en caso de una invasión de parte de Israel al país persa.

Leí algo acerca de que en una zona despoblada de Irán se están cavando 320,000 tumbas en las que se pretende sepultar a igual número de enemigos en caso de una invasión de parte de Israel al país persa.Esta iniciativa podría verse como una campaña disuasoria, no obstante, nada de esto es fortuito. Según declaraciones de funcionarios israelíes, sus estrategas de guerra e inteligencia han aconsejado que es el mejor momento para atacar a Irán debido a muchos factores, y a cada momento, el tono de la discusión por el tema del programa nuclear iraní se torna mucho más peligroso.

El programa nuclear iraní, aunque Teherán insiste en que su objetivo es crear energía nuclear para fines civiles y pacíficos, es un tema que causa nerviosismo en Israel puesto que, de tener estos el poder de construir una bomba nuclear, la supremacía militar  israelí (que posee arsenal nuclear y que nadie cuestiona) estaría en peligro.

Israel está ante el dilema de atacar o no a su enemigo iraní y quiere arrastrar a esa empresa tanto a los Estados Unidos como a la Unión Europea, quienes, aunque acusan igualmente a Teherán de maniobrar para dotarse de un arma atómica,  se han mostrado más parcos, y, aunque quizás estén ayudando a Israel en una guerra encubierta y con aristas económicas importantes contra Irán, reconocen que no están en la mejor situación para librar una nueva guerra de alcances todavía desconocidos, sobre todo por el precedente nefasto en Afganistán e Irak.

Los israelíes, en su historia belicista han hecho uso de ataques preventivos como el que dio inicio a la Guerra de los Seis Días en 1967, con Egipto, Siria, Irak y Jordania y de la que salieron gananciosos; y aquel ataque al reactor nuclear iraquí en Osiraq, en julio de 1981, con el pretexto de que en aquel lugar podría estarse construyendo armas nucleares y que fue duramente criticado por gobiernos extranjeros y hasta condenado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas por incurrir Israel en una violación flagrante de la Carta de la ONU y de los principios de soberanía e inviolabilidad del territorio de otros Estados. No obstante, al parecer, en la trayectoria de conflictos con Irán podría darse una reedición de la historia y estaría preparándose Israel para atacar en cualquier momento al régimen de los ayatolas.

Y todo esto, animados en que para Israel, Irán se encuentra en una situación desventajosa tanto en lo económico, por las sanciones impuestas en el 2007 por el Consejo de Seguridad de la ONU, por la prohibición de la UE de que sus Estados adquieran petróleo iraní, por el bloqueo de recursos internacionales; como en el aspecto geopolítico de la región ya que su principal aliado, Siria, está haciendo frente a una virulenta y extensa campaña de rebeliones internas que dificultaría una ayuda rápida a Irán en caso de que este sea atacado, sin mencionar las rencillas internas que desde el 2009 enfrenta el presidente iraní Mahmud Ahmadineyad por el control del poder y por los efectos que la “primavera árabe” ha dejado en la mentalidad de los países del área, para los que la percepción de que la democracia puede conseguirse a partir de combates domésticos ha crecido bastante.

Israel apuesta a que una vez inicie el conflicto, los Estados Unidos deberá apoyarlos para preservar las bases militares americanas desplegadas en su territorio o a alguna de las que están en Kuwait, Omán y Bahréin que podrían ser atacadas como represalia. Un acontecimiento de esta magnitud tendría consecuencias militares graves, pero sobre todo, golpearía la economía a nivel mundial creando niveles de inflación insostenibles.

En un escenario de desesperación, los iraníes procederían a cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde pasa una tercera parte del petróleo que se consume a nivel mundial, provocando niveles de precios nunca imaginables tanto en sus derivados como en todos los servicios, así como en los alimentos.

Insisto, la diplomacia es la única fuente en donde pueden encontrarse recursos para disuadir y bajar tensiones de este tipo. Israel debe estar consciente de que un ataque a Irán no solo atraerá a los Estados Unidos, sino también a Turquía, Arabia Saudita, a Irak, Siria, Hezbollah en el Líbano, Hamas en Palestina y quién sabe si a Rusia, China, Corea del Norte, etc. Sin mencionar el hecho de que millones de personas alrededor del mundo dejarán de comer.

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