Siria, en el tablero del poder

Cuando veo opiniones disidentes en relación a un posible ataque israelí a Irán, en sus “sobradas” razones para embestir…

Cuando veo opiniones disidentes en relación a un posible ataque israelí a Irán, en sus “sobradas” razones para embestir quizás en forma “preventiva “en los lugares en donde se enriquece uranio  iraní, y por otro lado escucho los que comentan acerca del potencial bélico que podría tener Irán para repeler un ataque; en el inconveniente de las distancias que tendrían que recorrer los aviones de combate israelíes sin reabastecerse si quisieran llevar la cantidad de explosivos suficientes para destruir los búnkeres bajo tierra, entre otras muchísimas conceptualizaciones que pudieran ser valederas, pienso que el mundo está entretenido en un juego de poder basado, esta vez, en la propagación interesada de una “idea cosmogónica” de miedo a lo nuclear que tiene por objetivo distraernos de las verdaderas razones que existen detrás de este telón de humo, en el que Siria representa la pieza clave con la que, necesariamente, darán el jaque mate a Irán y se iniciará una recomposición del “tablero mundial” no sin antes bañar el proceso con la sangre de inocentes.

Decía Otto Von Bismarck: “Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería”, precepto cuasi profético que vemos reproducido constantemente en un mundo en el que el poder prepara el terreno para, luego de cambiar tan solo los apellidos de quienes representarían a su juicio los peligros para la sociedad en un momento determinado, arremeter con furia para crear, luego de “la cacería”, el escenario perfecto que beneficie sus intereses y sus más sinuosos proyectos.

La democracia occidental busca desarrollarse en Medio Oriente y lo hace de la manera menos democrática: bajo sangre y fuego, dependiendo del grado de amistad y de importancia estratégica que tengan estos países con las potencias euro-occidentales.

Y en este juego de “Primavera Árabe” le toca a Siria ver desmembradas sus instituciones, ver morir a sus ciudadanos sin importar de donde provenga la bala y a qué bando pertenezcan, y nos preguntamos: ¿A qué se debe que Siria no haya sido tratada bajo los mismos  parámetros de la Iraq de Saddam Hussein o más recientemente de la Libia de Gadafi? Son muchos los factores pero hay algunos que son determinantes, entre estos:

Primero, la oposición en Siria está mucho más dividida que lo que sucedía en Libia lo que hace más difícil su aglutinación doctrinara en torno a intereses particulares de las potencias foráneas que quieren destronar a Bashar Al Assad.

Segundo, las fuerzas gubernamentales son mucho más fuertes y compactas, tanto así que el nivel de aceptación y de respaldo de un amplio sector de la sociedad al régimen de Al Assad se ha dejado ver en multitudinarias manifestaciones.

Tercero, las defensas antiaéreas y el potencial bélico de Siria es mayor o más moderna que el que tenía Libia, sobre todo porque al contar con la amistad y el apoyo ruso, ha logrado comprar armamento superior y de muy alto alcance.

Y lo más importante: el gesto desafiante de Rusia y de China a occidente en respaldo a Siria y su negativa a firmar una resolución que abriría las puertas para que la OTAN actuase.

No obstante estos factores, el régimen sirio parece estar condenado a desaparecer y muchos, como los productores y “negociantes” del petróleo, se frotan las manos esperando que así sea. Ya decía Obama en una entrevista con la NBC.” Esto no va a ser una cuestión de si, sino que va a ser una cuestión de cuándo”.

Siria es el brazo derecho de Irán en la zona. Una vez el régimen de Al Assad desaparezca y pudiendo los aviones israelíes recargar combustibles en territorio sirio, la guerra contra Irán sería un hecho y la virulencia alcanzaría niveles tales que veríamos a Hezbolah y a Hamas atacar a Israel; a Turquía defenderle y lo demás ya usted puede imaginarlo.

Mientras tanto insisto en preguntar: ¿que un Estado soberano tenga un arma nuclear es suficiente motivo para que otros, sin ser atacados incluso, maniobren peligrosamente contra éste, poniendo en riesgo miles de vidas y pudiendo con sus actos cambiar el rumbo de la historia?

Personalmente estoy seguro de dos cosas: primero, no es razón suficiente y, segundo, Siria es tan solo la pieza coyuntural, en medio del enorme poder de dos grupos de Estados con intereses diferentes, que con sus peligrosos juegos geoestratégicos pueden llevar al mundo a una hecatombe.

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