En medio de llantos y una serie de interrogantes fueron sepultados en el Cementerio Los Cocos, en Pedro Brand, los restos de Rosaura Almonte, de 16 años, la joven enferma de leucemia y en estado de gestación.
Esperancita, como cariñosamente le decían, murió ayer viernes en horas de la mañana con el deseo de estar con su padre a quien no veía desde hace 13 años.
Rosa Hernández no paraba de llorar, quería que la enterraran junto a su única hija, cuyo cuerpo yacía inerte en un blanco ataúd.
Pero no sólo su madre estaba desconsolada, sino también su abuela, sus tíos, primos, y todas aquellas personas que durante sus 16 años compartieron con ella en su natal Pedro Brand.
Previo a su sepelio en el Cementerio Los Cocos, su cuerpo fue velado en la Funeraria Municipal, y posteriormente el sacerdote Manuel Ruiz, ofició una misa de cuerpo presente en la Parroquia San Pedro Glover.
Ya Rosaura no seguirá recibiendo tratamientos de quimioterapia, trasfusión de sangre y plaquetas, que por la leucemia que padecía había que aplicarle…ya descansará del debate que se abrió porque un sector quería que tuviera un aborto terapéutico y otro no.
La jovencita estudiante del tercer del bachillerato, no quería morir, tenía deseos de seguir sus estudios, a tal punto que junto al padre Ruiz, había planificado iniciar sus clases el lunes desde su lecho a través del sistema Skye en el Instituto San Juan Bautista.
Desde el dos de julio estuvo interna en el Centro Médico para Maestros. Su tratamiento inició semanas después y el 16 de agosto comenzó a presentar complicaciones hasta fallecer ayer en la mañana.
