Santo Domingo,  la más extensa y poblada urbe del Caribe, carece de paz, carece de desagüe pluvial y sanitario, carece de iluminación, carece de seguridad, carece de orden vial, carece de civilización, carece de limpieza, carece de silencio, carece de educación, carece de salud, carece de gobierno y, con eso, por supuesto y como siempre, carece de soluciones prioritarias. Ahí está el hecho: Obras Publicas ha puesto manos a la obra reconstruyendo aceras y contenes del Malecón que sólo pueblan putas y fantasmas, mientras nuestra carente casa grande carece…carece…carece.

Con las noticias de delincuencia y violencia ocupando el mayor porcentaje de espacio informativo en los diarios, es de esperar que los estrategas del presidente electo, Danilo Medina, ultimen una plataforma de choque para revertir el preocupante panorama. El clima de inseguridad trastorna la vida nacional y pone en jaque hasta las propuestas desarrollistas de la campaña de Medina. Quimérica la meta de diez millones de turistas si la imagen nacional se ve empañada por la criminalidad y la violencia. Este período de transición ha denunciado una sociedad cuasi anarquizada, abandonada a su suerte. Nos desbordan las ansias por recibir, el mismo 16 de agosto, evidencias concretas de que devolvernos la tranquilidad será primera prioridad. l