El Dominican Republic Jazz Festival armó una cartelera casi de lujo que pasó por debajo de la puerta y se reservó una jornada de artistas inusuales… pero atractivos.Uno de esos intérpretes que es una atracción cuando eventualmente viene por estos predios, debido a que pasa más tiempo en su residencia en Estados Unidos que en el país, es el gran Cuco Valoy, leyenda viviente de estilos heterogéneos, melodías camaleónicas, canciones envolventes y figura fulgurante. Que ¿qué busca un artista tropical como el papá de Ramón Orlando en una cartelera eminentemente de jazz? Así las cosas con este cantante legendario que acumuló éxitos a ritmo de merengue, son, guaracha, salsa y… hasta bachata, cuando aún no era El Cuco, sino El Pupi de Quisqueya.
Desde que el artista se dejó ver en escena, el público le tributó un gran aplauso, de esos que enriquecen el ego de los de su clase. De inmediato, empezó una descarga a punta de canciones como “Yo quiero un vacilón”, “El huerfanito”, “Acéchalo Ramón” y “Lágrimas negras”. Vibrante fue la participación a dúo de Cuco con el guitarrista cubano Pancho Amat, un virtuoso de las cuerdas.
La noche tomó un aire especial cuando Tati Olmos, viceministra del Ministerio de Turismo, subió a la tarima con placa en manos para homenajear al legendario Cuco Valoy: “Entrego este reconocimiento al maestro, músico con un valor invaluable para el arte dominicano, un intérprete y músico que ha aportado mucho a la música popular dominicana desde el son hasta el merengue”, dijo la funcionario cuando entregó la placa. Fue cuando el tresista Pancho Amat se unió a Valoy para interpretar los temas “El vacilón del pantalón”, “Para Mayarí” y “Enséñame el lunar”.
