Miles de argentinos protestan contra el gobierno

BUENOS AIRES, Argentina (AP) — Miles de personas marcharon el jueves en la noche por las calles de la capital de Argentina, en diversas ciudades del país así como en varias urbes del extranjero, en una de las movilizaciones antiguberna

BUENOS AIRES, Argentina (AP) — Miles de personas marcharon el jueves en la noche por las calles de la capital de Argentina, en diversas ciudades del país así como en varias urbes del extranjero, en una de las movilizaciones antigubernamentales de mayor escala en más de una década.

Los inconformes gritaban «no tenemos miedo» mientras se dirigían al Obelisco, uno de los monumentos emblemáticos de Buenos Aires, en rechazo a la inflación, la delincuencia y la corrupción y por temor a que la presidenta Cristina Fernández pretenda permanecer en el poder mediante el fin al límite constitucional de periodos para ejercer la presidencia.

En una marcha organizada en las redes sociales de internet, los manifestantes también convergieron en la Plaza de Mayo frente a la residencia presidencial de la Casa Rosada en medio de un calor sofocante por el verano austral.

Había poca animosidad y la protesta tenía el ambiente de un asunto familiar, con la participación de abuelos en sillas de ruedas y niños que eran llevados en cochecitos.

Los manifestantes hicieron resonar cacerolas, hicieron silbatinas y sostuvieron pancartas que decían «Basta de argentinos muertos por la inseguridad, basta de corrupción e impunidad, no a la reforma de la constitución».

«Vine a a protestar por todo lo que no me gusta de este gobierno, y no me gusta nada. Por empezar su prepotencia y sus mentiras», dijo la jubilada Marta Morosini, de 74 años.

«Matan a los policías como perros y (la presidenta) ni abre la boca. Para mé este gobierno son unos barrabravas y corruptos», agregó.

Agentes de la policía dijeron que la multitud de manifestantes alcanzaba al menos 30.000 personas, mientras que la prensa local dijo que fueron cientos de miles. Los manifestantes comenzaron a irse a su casa poco antes de la medianoche, no obstante continuaba atestada la Plaza de Mayo.

Las movilizaciones tuvieron lugar en diversas plazas de ciudades importantes como Córdoba, Mendoza y La Plata, así como en las afueras de las embajadas y consulados argentinos en diversas partes del mundo, desde Chile a Australia.

En Roma, unos 50 inconformes, todos expatriados argentinos, efectuaron una protesta ruidosa afuera del consulado en la Via Veneto. «¡Cristina, que se vaya!», era uno de los lemas que gritaban los manifestantes.

Unos 200 manifestantes desafiaron la lluvia en Madrid y sonaron cacerolas en el exterior del consulado argentino.

En Argentina no existe de facto la separación de poderes y no se puede considerar una democracia», dijo Marcelo Giménez, de 40 años y natural de Buenos Aires, quien lleva dos viviendo y trabajando en España. «Cristina (Fernández) no está respetando la Constitución».

«La presidencia no es un cheque en blanco y ella debe gobernar para los que le votaron y también para los que no le votaron», añadió.

Las movilizaciones encierran un profundo simbolismo para los argentinos, que tienen muy fresco el recuerdo de la crisis económica de hace una década en el país.

«¡Qué se vayan todos!» era el grito clásico de las marchas con cacerolazos que obligaron la salida de gobernantes; después Argentina quedó prácticamente ingobernable hasta que Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003. Kirchner, ya fallecido, fue esposo de la presidenta Fernández.

«Vinimos porque no queremos a Cristina», dijo Shirley Brener, de 12 años y estudiante durante la protesta en el Obelisco de Buenos Aires. La menor estaba al lado de su madre, Mónica, de 48 años y directora de una escuela. «Nadie la aguanta (a Fernández) y por la inflación aumentó todo», afirmó la niña.

Los simpatizantes de la mandataria salieron en su inmediata defensa cuando advirtieron que la movilización sería de gran escala, después de que ignoraran dos protestas previas este año.

Los sectores que apoyan a Cristina Fernández criticaron a los manifestantes y los describieron como una elite de ricos, que obedecen a los desacreditados partidos de oposición y actúan engañados por la prensa que representa a los intereses económicos más poderosos del país.

Fernández no se refirió a la manifestación en su contra en un acto oficial que encabezó el jueves en los alrededores de Buenos Aires. Pero defendió su gestión y la de su fallecido marido y antecesor Néstor Kirchner (2003-2009).

«En épocas de bonanza es fácil dirigir un país, pero hay que dirigirlo cuando todo se venía abajo, como en el 2003, en el 2008 o en el 2009», sostuvo al aludir a la situación de crisis en la que el ex mandatario asumió el poder y las dos posteriores crisis globales que tuvo que sortear ella.

Además instó a «no aflojar nunca, jamás, ni en los peores momentos… porque en los peores momentos es que se conoce a los verdaderos dirigentes de un país».

La mandataria pidió a los argentinos que mantengan el apoyo a su campaña para mejorar la educación, la industria y la vivienda.

El alcalde de Buenos Aires, Muricio Macri, miembro de la oposición y ferviente crítico de Fernández, elogió la gran movilización de protesta en un mensaje por Twitter. Macri señaló que la gente es escuchada a ninvel nacional unida por una sola bandera.

Según encuestas, ningún sector político tiene el firme apoyo de la ciudadanía.

La presidenta fue reelegida con un contundente apoyo del 54% hace poco más de un año, pero varios sondeos de opinión muestran una caída de su popularidad. La consultora Management & Fit difundió una encuesta realizada en septiembre a 2.259 personas en todo el país en la que 60,6% desaprobó la gestión presidencial, mientras que 30,6% la aprobó y 8,8% no contestó. El 65% de los consultados también desaprobó el desempeño de los oponentes a la mandataria.

La delincuencia era el punto de mayor preocupación para muchos de los detractores de la presidenta.

Los periódicos y la televisión difunden a diario diversos contenidos sobre robos a casas en las que grupos armados atan a los integrantes de las familias hasta que las víctimas entregan el dinero que muchos argentinos guardan en sus casas.

Mucha gente no ahorra en los bancos tras de que el gobierno congeló las cuentas y devaluó la moneda en 2002. Un aspecto que cala es que la mayoría de los delitos no son resueltos y aumenta el número de víctimas fatales.

La inflación también causa disgusto pero el gobierno difunde índices que la establecen en 10% anual o en una tercera parte de los cálculos de los economistas del sector privado, lo cual causa las críticas de diversos sectores.

Como resultado, las transacciones de bienes raíces se estancaron tras una desaceleración, debido a las dificultades para calcular el valor de futuros contratos.

Los sindicatos que lograron alzas salariales de 25 % hace apenas unos meses amenazan con declarar una huelga a menos que el gobierno conceda otro incremento.

La frase «Cristina o nada» aparecía en los flancos de los inmuebles alrededor a la Plaza de Mayo, un sitio también emblemático frente a la Casa Rosada.

Los manifestantes en la Plaza de Mayo sostenían pancartas en las que acusaban de arrogante a la mandataria. Mientras algunas pancartas contenían listas largas de demandas otras simplemente decían «basta».

«Estoy de acuerdo con muchas de las cosas que (Cristina) ha hecho, pero no con sus métodos», dijo la psicóloga Bárbara Torino. «El estado tiene que hacer todo dentro de la ley, de lo contrario fácilmente podrían caer en terrorismo de estado», agregó.

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