¡Qué carta…!

Me escribe Carlos Valerio sobre alianzas y protagonismos. Lean ahí: “Hay que tener mucho cuidado en buscar protagonismos pensando en realidades futuras. Hay la creencia de que el futuro es de los protagonistas, por lo que hay tantos hipócritas…

Me escribe Carlos Valerio sobre alianzas y protagonismos. Lean ahí: “Hay que tener mucho cuidado en buscar protagonismos pensando en realidades futuras. Hay la creencia de que el futuro es de los protagonistas, por lo que hay tantos hipócritas en el quehacer cotidiano y hasta adquieren notoriedad con facilidad, principalmente en la actividad política. Desde unas cuantas décadas hasta hoy, los resultados de las diferentes consultas electorales que se han celebrado aquí, demuestran que a organizaciones y líderes sin vocación de diálogo, que no saben concretizar alianzas, se les hace muy difícil alcanzar la victoria, y está claro que ningún partido político por sí solo se puede alzar con el triunfo en las urnas. De ahí, que quienes han sabido maniobrar, dialogar y enlazar propósitos y voluntades, han sido los vencedores de las consultas comiciales de los últimos tiempos, aunque de solitario no han sido los más votados. Ahí está el ejemplo del Bloque Progresista, que ha agrupado a organizaciones de esas  emergentes que muchos califican de minoritarias pero que con pequeñas cantidades y bajos porcentajes de votos, han incrementado lo necesario a sus tutores mayoritarios para el triunfo. En ese Bloque están alineados –entre otros- el PRSC, el PQDC, el PAL y el PUN, cuyos líderes han sido llamados al ejercicio de diversas funciones públicas, y ahora los tienen en el candelero del escrutinio judicial bajo el alegato de la comisión de supuestos actos de corrupción. Ahora bien, esos aliados maltratados y a quienes se pretende humillar con el escarnio de la sociedad, se asegura que por no satisfacer intereses personales y/o familiares, ¿seguirían en la línea de mantenerse aliados con quienes los persiguen, acosan y atosigan irresponsablemente? Si los protagonistas de esta “jornada de lucha contra la corrupción” no se han detenido a reflexionar el daño personal, moral, material y político que causa a terceros la fabricación de acusaciones ligeras, sería bueno que lo hicieran. Y si los que promueven esos procesos tienen aspiraciones políticas futuras, deberían dejar a un lado la ligereza y el vedetismo para actuar con responsabilidad, como representantes de la sociedad y no dejarse arrastrar al fangoso terreno de la retaliación y la venganza”. No agrego ningún comentario…

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