Uso de faja post-parto, ¿en verdad beneficia?

Tras dar a luz  la mayoría de las mujeres buscan diferentes métodos que las ayuden a recuperar la figura lo antes posible, y el uso de fajas post-parto o fajas moldeadoras es el primero que eligen para comenzar a utilizar la ropa que usaban antes&#8230

Tras dar a luz  la mayoría de las mujeres buscan diferentes métodos que las ayuden a recuperar la figura lo antes posible, y el uso de fajas post-parto o fajas moldeadoras es el primero que eligen para comenzar a utilizar la ropa que usaban antes del embarazo o para salir y ponerse ese vestido de fiesta que tanto les gusta.

Aunque aún no se ha comprobado su efectividad, lo cierto es que la mayoría de las mujeres usan las fajas post-parto.  De acuerdo con Rosa Martínez Durán, ginecoobstetra y colpocopista del hospital Marcelino Vélez  y del Centro Medico Hispánico el uso de fajas en los primeros días después dar a luz puede ayudar a reducir un poco el volumen del abdomen y a estabilizar el útero para que vuelva a su tamaño normal, pues durante los primeros días del puerperio el útero se puede hasta palpar por encima del pubis.  Al igual que luego de un parto vaginal, la faja tras una cesárea cumple la función de contener el volumen abdominal ayudando al reacomodamiento de los órganos, pero en estos casos hay que tener en cuenta la cicatriz a la hora de elegir y colocarse una faja de compresión.

Tras una cesárea, al colocar la faja abdominal, hay que evitar ponerla muy alta para que no genere molestias en la cicatriz. Lo ideal es que el médico asesore a la paciente indicándole la manera de utilizarlas para que la cicatriz quede en el medio de la faja, evitando así que los bordes la raspen y lastimen. El cierre de la misma puede ser de belcro y debe estar colocado delante de la panza o de manera trasversal para una mayor comodidad.

Mientras se está acostada es conveniente aflojar la faja para evitar que presione demasiado el abdomen, y una vez en pie, la faja se puede ajustar de manera que ofrezca la contención necesaria.

Es fundamental tener en cuenta que el tamaño y compresión de la faja deben estar determinados por la contextura física y tamaño del abdomen, para de esta manera evitar mayor presión de la deseada e incomodidad de movimientos, ya que una faja muy suelta o muy apretada no cumplirá con su rol de contenedora y generará molestias.

Sin embargo, usar una faja no te ayudará a perder peso ni a recuperar el estado de tus músculos, si no que al contrario, usarla durante mucho tiempo podría provocar que los abdominales pierdan su tono y fuerza y quedar flácidos.

Las fajas fabricadas en material antialérgico y forradas en algodón brindan mayor comodidad y permiten que la piel se oxigene mejor. Muchas empresas fabricantes de fajas para después del parto brindan el servicio de entalle conforme tus medidas se van reduciendo. Estas mismas empresas ofrecen distintos diseños de fajas, dependiendo del momento de recuperación en que te encuentres.

Desventajas

Según estudios, el uso de fajas puede impedir que el periné – la delicada zona inferior de la pelvis – vuelva a la normalidad después del parto, al presionar el vientre. Por otro lado, algunos testimonios indican molestias y picazón al usar las fajas, especialmente las fabricadas con velcro (también conocido como pega-pega). La apariencia de las fajas también es algo que causa rechazo, ya que no es muy agradable para la mayoría de mujeres, con las que además se sienten incómodas y tiesas. A veces su uso induce a confiar en que usando las fajas reductoras de manera exclusiva se resolverá el problema, desechando otros métodos saludables para reafirmar y retonificar los músculos. El más importante de ellos: el ejercicio. De hecho, los médicos indican que su uso exagerado puede causar atrofia muscular. En este caso, Martínez Durán  recomienda usar la faja durante dos o seis meses después del parto.

Sí al ejercicio

Si haz hecho ejercicio durante el embarazo y tuviste un parto natural sin complicaciones, los médicos están de acuerdo en que puedes empezar a hacer ejercicio a los pocos días de haber dado a luz o apenas te sientas lista. En caso de que tu parto haya sido por cesárea o se te haya complicado el parto vaginal, es mejor que hables con tu obstetra para que te indique cuál es el mejor momento para que vuelvas a hacer ejercicio. Sin embargo, en ese caso, caminar es recomendable porque promueve la curación de las heridas y previene complicaciones como la formación de coágulos de sangre.

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