Los niños especiales ante el sistema educativo regular

Existe similitud en el nivel de funcionamiento de las personas con autismo, síndrome de Down, discapacidad cognitiva y trastorno del desarrollo, pero al mismo tiempo son totalmente diferentes unas de otras. En tal sentido nos corresponde cuestionarnos&#8

Existe similitud en el nivel de funcionamiento de las personas con autismo, síndrome de Down, discapacidad cognitiva y trastorno del desarrollo, pero al mismo tiempo son totalmente diferentes unas de otras. En tal sentido nos corresponde cuestionarnos sobre cómo debe ser la educación de cada uno.

Las personas con síndrome de Down, pueden y han logrado alcanzar un nivel educativo en escuelas y colegios regulares, pero para alcanzar dicho objetivo hay una serie de procedimientos influyentes en el proceso.

Para quienes tengan esta condición en el país existen espacios donde les dan acompañamiento para lograr el nivel deseado. Su educación se basa de manera inicial en terapias neurológica-funcional de aprendizaje, donde trabajan el cerebro, los sentidos, equilibrio, orientación y movimientos.

En un segundo momento se hace énfasis en la escolaridad a través de la lectoescritura adaptada a las posibilidades de los niños. En dicho proceso, aquellos que puedan ser integrados al sistema educativo regular, ingresan, pero otros que no pueden, debido a su nivel de funcionamiento, permanecen en instituciones que les permitan desarrollar sus capacidades por medio de cursos y talleres de capacitación en arte, pintura, cocina y natación, entre otras actividades deportivas y recreativas.

Ada Drullar, presidenta de la Fundación Dominicana de Autismo (Fundautismo), dijo que este padecimiento es un trastorno severo que afecta, fundamentalmente, tres áreas en el desarrollo humanos: a) la comunicación, donde hay falta o ausencia del habla; b) lo social, ellos no socializan, no juegan con los demás niños; c) lo imaginario, en los casos que los niños no tienen imaginación para determinar para qué sirve cada cosa. En tal sentido, agregó que la formación de éstos debe ser individualizada, personalizada, bien estructurada, acorde a sus necesidades o sea, adaptar su nivel de necesidad en base a sus habilidades académicas. En los primeros años de entrenamientos ellos aprenden por rutina, o sea, hay que hacer lo mismo todos los días.

Todas las personas con autismo presentan los mismos síntomas pero a cada uno se les debe tratar de acuerdo a su necesidad, debido a que grandes áreas del desarrollo han sido afectadas, algunos tienen niveles de funcionamiento mayores que otros. Contrario a la educación regular, para lograr la meta educativa de los niños considerados especiales, un equipo multidisciplinario integrado por psiquiatras, psicólogos, maestros, médico general, terapeutas, personal de apoyo y los padres, tienen que estar dirigiendo el proceso.

Ellos por lo general son dependientes, aprenden mucho pero no se les puede dejar solos. Aquellos que tienen un alto nivel de funcionamiento y otros con un coeficiente intelectual sobre el nivel normal, los que tienen el síndrome de Asperger, se han integrado al sistema educativo regular. Hay niños que solo tienen autismo, pero no discapacidad intelectual y por ellos pueden asistir, incluso, a las universidades. En el país hay bachilleres, locutores y pintores, pero también hay otros que no alcanzan esos niveles de estudio y se quedan en espacios especiales para la integración a clases donde aprenden manualidades, a cocinar pequeños alimentos. Aprenden lo necesario para desenvolverse en la vida, comportarse, hacer mínimas cosas que les permitan valerse por sí solo, aunque siempre habrá que dirigirlos porque aunque tengan mucha información no la saben organizar sin una guía.

Limitaciones de los centros

La educación de personas con necesidades especiales es muy costosa y requiere un tratamiento basado en el amor. Tiene por finalidad que los alumnos siempre estén ocupados, ya que cuando están ociosos pueden pensar o hacer cualquier cosa, inclusive desarrollar algunas manías.

La tarea se torna algo difícil, ya que la gran mayoría de centros para el tratamiento de estos trastornos carecen de infraestructura, espacios físicos con laboratorios y equipos para el desarrollo de las habilidades de los niños/as, adolescentes y adultos para dar respuestas a las necesidades y demandas.

Inclusión educativa de personas especiales

Mireya Rosario, de la Asociación Dominicana de Síndrome de Down, coincide con el personal del Instituto de Educación Especial, la Fundación Dominicana de Autismo y del Consejo Nacional para la Discapacidad, en que la inclusión educativa de las personas con trastornos del desarrollo se torna difícil, puesto que los centros educativos tanto públicos como privados se resiste a otorgarles el derecho a la educación integral sin discriminación, tal y cual lo contempla la Constitución.

Aseguran que esa tarea no es fácil porque todavía existen muchos tabúes y desconocimiento en torno a los seres con dichas condiciones, dicen que se deben hacer mayores esfuerzos en sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de que estos niños sean integrados “pues ellos sí pueden y son útiles”.

Pero una de las mayores barreras a superar es lograr que el estado disponga de una real y efectiva política pública enfocada a las personas con éstas limitaciones, ya que el mayor trabajo lo realizan entidades privadas.

Opinión
Mireya rosario, de ADOSID. “A los que tienen síndrome de Down les encanta el arte, hay bachilleres y pueden trabajar”.

Los autistas
Ada Drullar, de Fundautismo. “El mundo de ellos es muy triste, porque no entienden lo que sucede, hay que enseñarles todo”.

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