Pina Acevedo, ¡a la inmortalidad! (1 de 2)

Tras realizarse, el pasado 20 del cursante mes, el ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano reiteré -aunque por mis adentros- mis críticas a los que deciden quiénes deben estar, para la perennidad, en el recuerdo de la sociedad…

Tras realizarse, el pasado 20 del cursante mes, el ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano reiteré -aunque por mis adentros- mis críticas a los que deciden quiénes deben estar, para la perennidad, en el recuerdo de la sociedad nacional.

En la víspera de la citada ceremonia, escribí un artículo en el que cuestiono la forma de escoger a los atletas (retirados) y precursores  y exaltarlos a la inmortalidad.

Precisé que por marginar al boxeo y a sus representantes -especialmente a los boxeadores- a ese organismo había que cambiarle el nombre y bautizarlo así: “El Pabellón del Olvido”.

No me opongo, claro que no -¡eso nunca!- a la elección de atletas que con letras doradas sus nombres han sido escritos  al participar en competencias locales e internacionales.

Por cierto, aunque después de muchos años de reclamo, en el acto del 20 de octubre de 2013 fue inmortalizado Manolo Prince quien a mi juicio ha sido el mejor armador que ha parido el baloncesto de República Dominicana.

Es significativo apuntar que en República Dominicana, por irresponsabilidad olímpica, se callan muchas cosas…¡se calla lo malo por temor a que la hipocresía no pierda su hegemonía en una sociedad precisamente hipócrita!

No hay que doblegarse

A continuación asiento en esta columna la siguiente frase que es de mi autoría: “No me doblego, aunque las circunstancias me adversen”.

Cuando en el deporte y todo su contexto se registran actuaciones negativas, que contrastan con la sanidad deportiva y con los méritos  y altos lauros que con mucho sacrificio logran atletas, entrenadores, mánagers y precursores,  voces responsables deben salirle al frente a tanta mezquidad.

 Es decir, no doblegarnos ante las injusticias como las que se registran en el seno del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.

 Lo que expongo no es propio de mi pensamiento. Mucha gente del deporte lo sabe, pero se mantiene indiferente. ¡Y eso no debe ser!

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