Eel Parque Eugenio María de Hostos Bonilla, cuando se construyó,- se convirtió en un ícono de la ciudad Primada de América, porque no sólo se utilizaba como área de esparcimiento de los capitalinos, sino que allí se celebraban eventos culturales, artísticos, recreativos, educativos, políticos, ferias y, junto al malecón, constituían las zonas de escape para los ciudadanos de todas las clases sociales.
Después de tener alrededor de seis años cerrado, este espacio, inaugurado recientemente por el Ayuntamiento del Distrito Nacional, a un costo aproximado de 70 millones de pesos, vuelve a convertirse en un lugar de esparcimiento para pequeños y adultos, que buscan un lugar tranquilo para divertirse.
Rosa María Richardson Peña, gobernadora del parque, explicó que este espacio, que cuenta con una extensión de 19,568 metros cuadrados, ahora cuenta con muchos atractivos, para que tanto turistas nacionales como extranjeros lo incluyan en sus destinos recreativos. Una de sus principales atracciones es el área infantil, con 2 mil metros cuadrados, la cual cuenta con diversos juegos del tipo canquiña, ideales para niños de todas las edades. También los infantes más aventureros tienen la opción de llevar su bicicleta al parque, ya que existe un área destinada para disfrutar de lo divertido y saludable de pedalear bicicletas.
Así, cuenta con una fuente que refleja un gran espejo de agua, área de reuniones, picnic, máquinas para hacer ejercicios , éstas últimas solo para los adultos. Preocupados por la salud de la población, y como una manera de invitar a las personas a desarrollar el sano hábito del ejercicio, dentro de los proyectos del parque, se encuentra impartir próximamente clases de zumba, una actividad que está muy de moda, ya que permite que el cuerpo logre un divertido entrenamiento cardiovascular, según comenta Richardson.
Este espacio, ubicado en Ciudad Nueva, frente al Ministerio de Cultura y la Plaza Juan Barón, cuenta con áreas perimetrales convertidas en paseos peatonales, con una jardinería distribuida en todo el entorno. El mismo cuenta con una gran variedad de plantas, entre ellas robles, almendras y palmas, canas trinitarias, arbolitos chinos, uva de playa, tú y yo y gramilla, entre otras. También hay un pequeño lugar para las orquídeas.
En este lugar el visitante podrá observar un gran mural. Se trata de un aporte del Ministerio de Cultura al remozamiento del parque, el que es valorado por quienes lo visitan, pero sobre todo por los amantes de las artes plásticas.
Un punto que hay que resaltar sobre el renovado parque Eugenio María de Hostos es que en sus instalaciones existen dos gazebos, los cuales pueden ser utilizados por los munícipes para celebrar bodas, cumpleaños o cualquier otra actividad de índole familiar. Para utilizar estas instalaciones, Richardson aclara que hay que solicitarlo con anterioridad y cumplir con las medidas dispuestas por las autoridades del parque.
“Pasar tiempo de calidad concentrándose en actividades de diversión familiar es una actividad valiosa para todos los padres, ya que ayuda a fortalecer los lazos familiares y ofrece oportunidades para el aprendizaje, y crea recuerdos duraderos, y las instalaciones del renovado parque Eugenio María de Hostos ofrecen esta oportunidad”, dijo.
Richardson comentó que “estamos elaborando la agenda para que toda la familia venga a disfrutar de las diferentes actividades que vamos a ofrecer todos los fines de semana en el parque, que serán ideales para el esparcimiento familiar.”
Un poco de historia
El nombre de este parque es en honor a Eugenio María de Hostos Bonilla, quien nació en Puerto Rico en 1939 y fue educador, filósofo, escritor y político, pero emigró a República Dominicana. Por sus grandes méritos, el país ha reconocido y perpetuado su nombre designando calles, bibliotecas, monumentos, cátedras universitarias, centros educativos de todo género, y parques urbanos, entre otros sitios y lugares de interés. Este parque fue inaugurado el 26 de diciembre del año 1937, por el Gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Originalmente le fue dado el nombre de Parque Ramfis y fue obra del arquitecto Guillermo González. La obra fue catalogada para la época como el Mejor Parque de las Antillas, ya que era un diseño dotado de una biblioteca, piscina, acuario, pajarera, terraza para patinar, pista para bicicleta, pabellones para conciertos, salón para cine y variados juegos infantiles. Fue sembrado con almendros y robles rosados. l
