Descubriendo tu identidad sexual

La identidad sexual o de género es una vivencia interna e individual que puede corresponder o no con el sexo asignado al nacer.

La identidad sexual o de género es una vivencia interna e individual que puede corresponder o no con el sexo asignado al nacer. En nuestra sociedad existen muchas formas de identidad sexual. Cuando hablamos de género, comúnmente lo hacemos en referencia al femenino y al masculino, es decir, a los dos géneros tradicionales.

Sin embargo, como el género incluye las diferentes identidades sexuales con las que las personas se relacionan socialmente, se puede decir que existen muchas y diferentes identidades sexuales. Y esto es así porque las funciones socialmente atribuidas a varones y mujeres en una sociedad están en constante cambio, y porque se ha demostrado que no existe un correlato “natural” entre el sexo biológico y la forma en que una persona se siente e identifica dentro del espectro masculino-femenino. En todas las sociedades existen muchas formas de identidad sexual, pero en el caso de nuestro país recién en los últimos años se reconocen y aceptan más abiertamente.

Aunque  no son conceptos excluyentes, identidad sexual no es lo mismo que orientación sexual, mientras que una se refiere a si nos asumimos como hembras o varones, la otra expresa la preferencia del acercamiento íntimo con personas del mismo sexo, o del sexo contrario, o ambos sexos indistintamente.

Durante siglos hemos permitido que la naturaleza siga su curso, recibiendo la transmisión generacional de los aspectos que nos forman como hembras o como varones desde una perspectiva muy simple. Si eres hembra, desde niña las actividades permitidas o prohibidas, la forma de sentarse, el código de vestimenta, los juguetes, los colores… han definido la feminidad, al igual que en el caso de los niños se espera que actúen como varones siendo más rudos en su comportamiento, evitando la manifestación de sus emociones con afirmaciones como “los hombres no lloran”, rehuyendo tareas del hogar reservadas a las niñas y emulando la masculinidad de papá con cosas tan sencillas como dejar la toalla mojada encima de la cama porque un varón “demasiado” ordenado y que además le guste cocinar y disfrutar la poesía y las flores, es motivo de preocupación en su entorno familiar.

La definición de la identidad sexual es un poco más compleja y para entenderla debemos considerar tres aspectos fundamentales: el sexo genético, que está determinado por cromosomas sexuales (pene, vulva), el sexo anatómico, que aporta las diferencias físicas que nos distinguen como varones o hembras (forma del cuerpo, vellos en la cara, en promedio los varones son más altos que las hembras y se desempeñan mejor en pruebas matemáticas y espaciales mientras que las hembras tienen puntuaciones más altas en tests de habilidad verbal y memoria, debido a las diferencias en la estructura cerebral); y el numero tres es el género, que enriquece la identidad sexual agregando significados psicológicos a la masculinidad o feminidad biológica, mediante las conductas que se atribuyen a hombres y mujeres, como por ejemplo, las mujeres expresan mayor preocupación por asuntos del hogar y la familia, mientras que los hombres se ocupan de asuntos políticos y económicos.
Como vemos, hay aspectos relativos al proceso biológico que comienzan poco después de la concepción y concluye antes del parto y factores relativos al aprendizaje social desde la niñez temprana.

El modo en el que interactúan estos elementos define la identidad sexual de un individuo. Esta identidad adquiere mayor fuerza en la pubertad, que se inicia a los 10 años en las niñas y 11 años en los niños y finaliza a los 14 o 15 años, y es en la adolescencia, que es el período de transición psicológica y social entre la niñez y la vida adulta.

Factores influyentes

El ambiente y los factores culturales hacen un aporte de alto impacto en este proceso. Un niño de dos o tres años ya tiene conciencia de si es varón o hembra y esta influencia persiste a lo largo de la vida mediante los roles que desempeña cada género y los estereotipos socialmente impuestos. Las familias son agentes más que influyentes en la definición de la identidad sexual, ya que en los primeros años de vida de la criatura, las figuras cuidadoras son el modelo de lo que significa ser hombre o mujer, manifestando sus expectativas a través de la socialización cotidiana, con los mensajes de aprobación o rechazo ante determinadas conductas, como el hecho de que los varones prefieran juguetes “masculinos” como camiones y pelotas en lugar de muñecas o juegos de cocina.

En la escuela también hay distinción marcada entre el rol de niños y niñas, lo que ofrece una gran influencia sobre la socialización en los roles de género, por ejemplo: Los profesores alientan más a los hombres que a las mujeres.

Generalmente no se castiga a los varones por dar una respuesta inoportuna, mientras que a las hembras se les regaña por la misma conducta.

Los profesores de primaria son más tolerantes ante una conducta incorrecta de los alumnos que de las alumnas.

Las mujeres con frecuencia pierden confianza en sus destrezas matemáticas y científicas en la secundaria por la falta de estimulación y bajo reforzamiento, ya que está “sobreentendido” que esta es una fortaleza masculina. En síntesis, una red de apoyo familiar saludable, abierta, estimulante y participativa y un entorno social edificante y enriquecedor, favorecen que el niño y la niña desde su infancia puedan desarrollar un sentimiento de pertenencia al sexo masculino o femenino y que sea reafirmado durante la adolescencia, como un elemento que complementa la construcción del yo, alejando frustración, ansiedad, angustia, culpa y vergüenza que genera la confusión en su identidad sexual.

Dato
Algunos estudios indican que la identidad sexual se fija en la infancia temprana (no más allá de los 2 ó 3 años) y a partir de entonces es inmutable.

Aprender
No hay que confundir la identidad sexual (percepción de uno mismo como hombre o mujer), con la orientación sexual (atracción sexual hacia hombres, mujeres o ambos indistintamente).

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