Hogar asiste a 1,500 niños y jóvenes

Transitar por las limpias y bien cuidadas instalaciones del Hogar del Niño de La Romana, revela la dedicación y esmero con que el personal y los voluntarios se entregan a la realización de esta obra. Encontrar a los egresados y verlos realizar…

Transitar por las limpias y bien cuidadas instalaciones del Hogar del Niño de La Romana, revela la dedicación y esmero con que el personal y los voluntarios se entregan a la realización de esta obra. Encontrar a los egresados y verlos realizar tareas como empleados o voluntarios, demuestra el nivel de agradecimiento de aquellos que un día encontraron en este lugar amor, refugio y esperanza.

Todo comenzó en el patio de la iglesia Santa Rosa, donde el párroco de entonces, el inolvidable padre Juan Antonio Abreu, dio albergue a una docena de niños huérfanos a quienes, con la ayuda de su feligresía, proporcionaba alimento, cobijo y protección. Al morir el religioso, en 1977, la señora Xiomara Menéndez, quien de manera informal iniciaba la labor del Patronato Benéfico Oriental, decidió continuar la obra del fallecido sacerdote.

“Comenzamos ayudando al padre Abreu, que tenía una pequeña guardería y un asilo de ancianos que la iglesia ayudaba. El padre murió repentinamente y decidimos continuar hasta que nombraran un nuevo párroco. Cuando lo nombraron, ya nosotras habíamos asumido por completo el trabajo en la guardería”.

Para poder desarrollar las labores del patronato, comenzaron a realizar toda clase de actividades artísticas y culturales para cubrir los gastos que se incrementaban con el paso de los días.

Continuaron trabajando, apoyando el asilo y la guardería de la iglesia, hasta que en febrero de 1980, se da el primer picazo, que dejó iniciada la construcción de lo que hoy es el Hogar del Niño padre Abreu, en La Romana, en una pequeña porción de lo que es ahora el terreno total. Un espacio donado por el Central Romana, en donde se levantaron los primeros dos pabellones, gracias a las contribuciones de los empleados de esta empresa. Siguieron las donaciones de terreno y de fondos para comprar más espacio y agrandar la edificación.

En la actualidad, en el hogar, que comenzó a funcionar con 13 niños huérfanos, reciben educación, salud y alimentación 1,500 niños y jóvenes que van desde cero a 18 años, en diferentes áreas. De los primeros 13, once son profesionales. “Ellos siempre se han mantenido cerca, vienen en Navidad, el Día de las Madres y para las vacaciones. Este es su hogar”.

Doña Xiomara explica que antes de ingresar al hogar, una trabajadora social visita la casa de los niños, para establecer las necesidades básicas de estos infantes y saber si realmente su padre o su madre, no tiene con quien dejar a su hijo mientras trabaja. Los niños reciben ropa, zapatos y los libros que necesitan para estudiar, además, los servicios de biblioteca, farmacia, consultorio dental, atención médica, vacunas, medicamentos, educación, desde inicial, básica y media. En la parte posterior funciona una escuela especial para sordos, la única existente en la zona Este del país. También el pabellón de educación informal o la llamada Zona Verde, donde los niños y jóvenes reciben clases de música, teatro, manualidades y pintura, además se les instruye en la siembra de huertos, reciclaje, inglés y se les despierta la conciencia para el cuidado medioambiental, asisten al laboratorio de cómputos, reciben un programa de educación bilingüe, cancha y área de juegos infantiles. El personal lo integran psicólogas y trabajadoras sociales, que no solo trabajan con los niños, sino también con la familia.

Con visible emoción, Xiomara Menéndez afirma que la mayor recompensa es ver cómo estos niños que llegan desde los lugares más humildes se convierten en hombres y mujeres de bien, profesionales. “Ver cómo ellos aprovechan lo que se les enseña y se superan. Hay muchas historias hermosas de superación, que se han logrado gracias al esfuerzo de la comunidad, porque si no fuera por el apoyo económico y moral de la comunidad, nosotras no hubiéramos podido hacer lo que hemos hecho”.

Uno de los programas del patronato es el de Diagnóstica Social, a través del cual, personas de escasos recursos pueden realizarse estudios clínicos de última generación de forma gratuita.

Desde hace unos años, la hija menor de doña Xiomara Menéndez, Xiomara  Matos, es quien se encuentra al frente del Patronato Benéfico Oriental, entidad que sustenta el Hogar del Niño, como una forma de dar continuidad al trabajo de su madre. Matos asegura que a la gente le gusta dar, que solo les basta acercarse para motivarse a cooperar. “Vienen, ven los resultados y se sienten comprometidos a apoyar las labores del Hogar del Niño”.

Ambas agradecen los aportes de la comunidad, el Central Romana y las personas que residen en Casa de Campo, quienes han sido fundamentales para el éxito de esta labor. “Esta es una obra de amor, que debe continuar el día que mami y yo no estemos. Esta obra no puede desaparecer con nosotras, debe continuar”.

Protagonistas

Xiomara Menéndez
Presidenta emérita PBO
“Esta labor es un realización, un gozo. Ha sido una meta en mi vida. Lo más satisfactorio es ver esos niños que llegan aquí de tres o cuatro años huérfanos y se convierten en profesionales”. 

Xiomara Matos
Presidenta del PBO
“Crecí con el ejemplo de mi madre. Cuando ves los resultados, ver de dónde ellos vienen y ver dónde pueden llegar, esa es la mayor motivación. Con solo ver el hogar la gente se motiva a donar”.

Sandra Alvarado
Directora de la Fundación
“Siempre nos ha gustado soñar, lo bueno de este trabajo es que nos permite soñar en equipo y aportar nuestro granito de arena. No estaría involucrada si no creyera en esta obra”.

Maribel Carrión
Directora del Hogar
“Ingresé como maestra en el 1988. He estado aquí toda mi vida. No he trabajado en ningún otro lugar. Para mí es un honor dirigir el hogar, porque sin dudas, aquí se trabaja para Dios”.

Markenys Cuevas
Egresada-bibliotecaria
“Llegué aquí a la edad de dos años y medio con mi hermana que tenía un año y medio. Mi mamá había abandonado a mi papá y él no me podía cuidar. Siempre he estado aquí. Si no venía aquí, no sé qué habría sido de mí”.

Geury García
Egresado-Arquitecto
“Este lugar me dio muchas oportunidades, fue para mí el hogar que no tenía. Es un lugar donde aunque crezcas siempre sigues siendo un niño. Soy graduado de arquitecto, gracias a una beca que me dio el hogar”.

La labor del Patronato Benéfico Oriental

Es una entidad sin fines de lucro, creada en 1976, con el propósito de ofrecer asistencia a personas de escasos recursos a través de sus diferentes programas, para contribuir con el desarrollo de la comunidad de La Romana. El patronato auspicia varios programas sociales, como el Hogar del Niño, el Centro de Formación Técnico Profesional, Diagnóstica Social, Programa de Asistencia Abierta, Programa de Becas, Programa de Alfabetización de Jóvenes y Adultos, entre otros. El PBO está integrado por 265 personas, 24 laboran en Diagnóstica Social, cuatro en el taller vocacional, 219 en el Hogar del Niño y 18 en las oficinas administrativas.

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