En medio de la tormenta

La República Dominicana ocupa la parte Este de la isla de Santo Domingo, en el Caribe. Del otro lado está Haití, más al norte Cuba y en el Este, Puerto Rico.

En medio de la tormenta

Pensé que era imposible actuar de forma mecánica, para mí esa era solo una expresión de esas que se dicen por decir algo. Sin embargo, sí es posible estar sin estar y decir sin sentir. Esa es una elección que hacemos cuando por alguna razón…

La República Dominicana ocupa la parte Este de la isla de Santo Domingo, en el Caribe. Del otro lado está Haití, más al norte Cuba y en el Este, Puerto Rico.Estamos rodeados de países con situaciones económicas difíciles, en tiempos difíciles, pero no queremos darnos cuenta. A veces otear el horizonte nos permite tener una perspectiva más completa de nuestra realidad.

Se nos ocurre vernos de esa manera por los reportes desde Puerto Rico y Haití, principalmente, sin olvidarnos de Cuba, que está en un proceso de transición, después del fracaso del socialismo, tratando de reinsertarse en el mercado capitalista. Se prepara para una nueva etapa, llena de imponderables. El año pasado su situación económica se agravó con la peor sequía en cien años.

En Haití, la situación no puede ser peor. Al margen de la crisis histórica en que ha vivido, está en medio de otro recurrente período de inestabilidad. Actualmente enfrenta una “crisis humanitaria sin precedentes”, según la oficina local de la ONU.

Vemos cómo la economía de Puerto Rico se arruina, y el futuro sombrío que pinta el secretario del Tesoro de Estados Unidos, quien advirtió que ese territorio está a punto de adentrarse en una nueva “década perdida más dañina aún” que la que agota en recesión y que tiene esa isla sumida en una “crisis humanitaria”.

“Ya se observan signos de una crisis humanitaria: El 2.5% de la población se va cada año y los hospitales están teniendo que cerrar”, dijo Antonio Weiss, asesor del secretario del Tesoro, Jack Lew, quien aseguró que “en Puerto Rico existe miedo al futuro”. Habló durante una vista del Comité de Recursos Naturales de la Cámara Federal de Representantes, en Washington.

Los dominicanos evitamos vernos en muchos sentidos, pero somos muy buenos para descubrirnos y reconocer nuestras carencias, las cuales a veces hiperbolizamos. Esa capacidad crítica nos ayuda a convencernos de que debemos seguir trabajando duro.

El entorno es tormentoso. Estudiar los procesos políticos, sociales y económicos agotados en las naciones vecinas podría ser útil para definir el país que queremos y ver cómo podemos mejorar, para no caer en el ojo de la tormenta.

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Pensé que era imposible actuar de forma mecánica, para mí esa era solo una expresión de esas que se dicen por decir algo. Sin embargo, sí es posible estar sin estar y decir sin sentir. Esa es una elección que hacemos cuando por alguna razón aceptamos situaciones y condiciones que no nos gustan, pero que otros, a sabiendas que nos duelen nos imponen, porque piensan que no tenemos otra opción.

De todo lo que nos disgusta, lo único que parece consolarnos es que algún día ya no será más. Sería bueno poder romper con todo lo desagradable de golpe y porrazo, pero a veces estas situaciones incómodas nos llegan cuando no podemos defendernos de ellas.

Sé que hay muchas personas con mucha resistencia, que podrían soportar por años lo que les molesta y hasta llegar a acostumbrarse, de forma que ya no les afecte, pero ese no es mi caso. No soy muy paciente, no sé aguantar en silencio. No nací para eso.

La vida en sociedad nos exige bajar el tono y elevar la tolerancia, nos obliga a tragar en seco cuando alguien sale con alguna estupidez que resuena en nuestros oídos. Las reglas de convivencia nos dicen que debemos hacer como que no escuchamos nada y luego, a solas, corregir a esa persona y como buenos amigos, tratar de ayudarla a enriquecer su léxico pobre o aconsejarle que trate de mejorar su nivel educativo. Bueno, yo me limito a callar y hacer como que no escuché, pues hay personas a las que no les gusta dejarse ayudar.

Las cargas negativas se hacen insoportables, por suerte existen momentos y lugares en los cuales podemos vivir en nuestro propio mundo, lejos de todo lo que nos molesta e incomoda.

Tenemos la suerte de que podemos crear nuestra felicidad y gozar de la paz y la tranquilidad que en lugares y con personas reales es imposible conseguir.
No en vano existen las técnicas de respiración y meditación. Por eso ha sido y sigue siendo tan exitosa la práctica del yoga. Esa disciplina que le permite al individuo encontrar el equilibrio físico y mental. Ese es precisamente el lado positivo, seguir siendo nosotros, rechazar malas influencias, ignorar lo que no nos suma y poder tener paz en medio de la tormenta.

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