Basura y ríos

La imagen de portada de este diario ayer, retrata lo que está ocurriendo con los ríos, arroyos y cañadas.

La imagen de portada de este diario ayer, retrata lo que está ocurriendo con los ríos, arroyos y cañadas. Como ocurre con el Yaque del Norte a su paso por Santiago, lo mismo con los ríos Haina, Isabela y Ozama, en el Gran Santo Domingo. O el río Higuamo, convertido en vertedero en una amplia franja en San Pedro de Macorís.

¿Qué es lo que está pasando en la República, que los cursos de agua, sin consideración alguna, son tomados como vertederos, en campos y dramáticamente en las ciudades? Sólo algunos afluentes están a salvo porque sus recorridos no incluyen concentraciones humanas.

A partir de lo que ocurre con el Yaque del Norte y el Licey, el director regional Norte de Medio Ambiente, Mario Tejada, les atribuye responsabilidad a los cabildos, que no retiran oportunamente los desperdicios. Eso es verdad, pero con justicia hay que agregar que muchos ciudadanos lanzan toda clase de basura a los ríos. Una y otra vez se denuncia cómo propietarios de hatos ganaderos, granjas de pollos y cerdos disponen que los fluidos de sus criaderos terminen en afluentes.

Es como si los pobladores no tuviesen la más mínima comprensión de que esas prácticas contaminan las aguas y las convierten en focos de multiplicación de enfermedades.

Es verdad que los municipios deben disponer adecuadamente de la basura. Pero la protección de los ríos es una obligación de todos, de los ciudadanos, del Ministerio de Medio Ambiente y del gobierno nacional.

En lo que debemos concordar es que los órganos públicos, todos, tienen que trabajar sin cansancio, hasta siempre, sobre temas como la contaminación. Que los habitantes de esta tierra entiendan que la mala  disposición de los desperdicios genera problemas encadenados.

Si la basura se acumula en las ciudades contamina. Si se desliza a los sistemas de drenaje los tapona, se degrada sin tratamiento alguno y vienen las plagas, moscas y mosquitos, que multiplican las enfermedades. Líquida baja al suelo. Otra parte va a los ríos. O la lanzan directamente sobre los cauces. Mucha termina en el mar. Que también dañamos.

Como para nunca acabar. La educación debe ser permanente, transversal y total.

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