El ex diputado perredeísta por Santiago, Marcos Martínez (de quien él mismo pronuncia su nombre como Maico Maitinez), no debería seguir dejándose llevar por la emoción, estando en una situación tan delicada como la presente. Ya cometió un desliz durante la pasada campaña electoral, llevándose de ciertos consejos y creyéndose aquello que planteaba el malvado zar de la propaganda nazi Joseph Goebbels: “miente, miente, miente …que algo queda”, tiró por esa boca, talvez pensando que eran auténticos los datos que les fueron ofrecidos, y ahora no sale de un tribunal, enfrentándose a medidas de coerción punitivas y con la posibilidad de ser sancionado con dureza. “Maico” no es mala persona, me dicen algunos amigos que le conocen. “Pero para el protagonismo y la búsqueda de fama a él siempre lo encontrarán”, me dijo un íntimo suyo que ve con pena que el fogoso “comunicador”, oficio en el que reculó –como muchos otros- desde el derecho y la política, esté atravesando por la situación presente mientras los que le “enchincharon” para que despotricara sin suficientes elementos probatorios contra Margarita Cedeño de Fernández se ríen desde las gradas. Es una lección a asimilar por los que tenemos el privilegio de hacer opinión, y por el propio Maico Maitinez, quien en vez de seguir justificándose con proclamas como las de que “cuando revele las fuentes que me dieron esas informaciones, muchos me pedirán perdón”. ¡Aterriza Maico, aterriza..!
Envejecientes
Como en muchas otras áreas, para manejar y tratar la situación de los envejecientes existen diversas entidades en la estructura del Estado dominicano, que poco o nada hacen para el cumplimiento de esos objetivos, mientras nuestros ancianitos pasan calamidades y algunos los usan para beneficiarse, ya sea con jugosos salarios o manejando presupuestos de esos que nunca registran resultados positivos, y nóminas de personal parasitario. ¡Ojo con eso, presidente, que hay mucho “bulto” en escena..!
