La sandía, también conocida como melón de agua, es uno de los frutos más saludables y refrescantes para combatir el calor. Además de una gran cantidad de agua, la sandía también nos aporta un conjunto muy interesante de vitaminas A, C y E, potasio y magnesio. Esta fruta apenas aporta hidratos de carbono, no contiene grasas y, además, tiene un gran poder saciante. Por tanto, es aconsejable en personas que siguen dietas de adelgazamiento. También, resulta un magnífico diurético, es decir, aumenta la producción de orina, por lo que su consumo está indicado para quienes padecen cálculos renales, ácido úrico elevado, hipertensión y otras enfermedades que cursen con retención de líquidos. Resulta interesante comer abundante sandía tras un día de excesos alimenticios, pues al ser diurética, favorece la eliminación de sustancias de desecho por la orina, por lo que resulta una ayuda perfecta como desintoxicante.
La sandía es un fruto muy versátil y combina a la perfección con muchos alimentos. Podemos consumirla sola y antes y después de las comidas, e incluso resulta muy interesante para realizar ensaladas, bebidas frozen, zumos o helados. Sus semillas pueden comerse y, de hecho, en muchos países, se consumen como aperitivo, tanto tostadas como fritas, incluso hay lugares donde se utilizan para hacer pan. El jugo de la sandía es una bebida hidratante y refrescante, especialmente en los días calurosos.
