El Gobierno dominicano, liderando a miles de personas junto a organizaciones representativas de la sociedad, ha llevado a buen puerto el Pacto Nacional para la Reforma Educativa en la República Dominicana 2014-2030; firmado en el Palacio Nacional el primero de abril y como se dice en su preámbulo: “con los actores del sistema educativo dominicano, instituciones del gobierno central, el Consejo Económico y Social, partidos políticos y otros actores de la sociedad dominicana, con la presencia de expertos e invitados especiales en calidad de testigos”.
Si se fuese a poner una calificación a tan importante paso, no podría ser otra que: sobresaliente.
No es la primera vez que la República Dominicana alcanza la calificación de sobresaliente en la elaboración de políticas gubernamentales. Un hecho extraordinario en tal sentido, y que también estuvo acompañado por una representación de la misma calidad y en base a una gran participación y consenso, dio por resultado tres planes para un periodo aún vigente, 2008-2018: Plan Decenal de Educación, Plan Decenal de Educación Superior, Ciencia y Tecnología y Plan Decenal de Educación para el Trabajo, Modalidad Técnico Profesional.
En el 2002 se había logrado otro gran consenso también con una amplia participación, para arribar al Plan Decenal de Educación 2002-2012; con lo cual se daba continuidad al histórico Plan Decenal de Educación 1992-2002 cuya calidad le mereció el más elevado reconocimiento nacional e internacional.
El Plan Decenal de Salud 2006-2015 fue otro acontecimiento de transcendencia para la sociedad dominicana, se logró a partir de una amplia y democrática participación, elevada calidad técnica y gran consenso. Mas hoy ni se menciona.
La República Dominicana ha logrado un avance tan grande en transparencia en la elaboración de políticas gubernamentales que ocupa en el mundo el honroso lugar 69 entre 144 naciones y así se consigna en el Índice de Competitividad Global 2012-2013; pero en el mismo índice ocupa el penúltimo lugar en calidad de la educación primaria.
Es que se ha demostrado que más allá de un problema financiero y quien sabe al mismo nivel que aquel, es gerencial la principal debilidad en las ejecutorias del Estado dominicano. Es acertado el reconocimiento en el Pacto, de los planes de educación correspondientes al periodo 2008-2018 y su lógico redimensionamiento al 2030. Mas, si no se presta especial atención a los graves problemas gerenciales del sector educativo y del Estado dominicano en su conjunto, no será posible aun así, transformar la deprimente realidad de la educación dominicana como aspiran miles de dominicanas y dominicanos que han vuelto a soñar.
