Sus fallecimientos tan próximos, inducen a notar afinidades entre el gigante universal, Gabriel García Márquez, y la inolvidable cantante dominicana Sonia Silvestre. Ambos, latinoamericanos socialmente sensibles; también personas que vencieron limitaciones, logrando desplegar su creatividad y desarrollarse conforme sus ideas. Se sobrepusieron al “Macondo” que son nuestros pueblos pobres, llámese Aracataca, Hato Mayor o Santo Domingo. Núcleos donde el atraso fuerza a vivir sin mayores esperanzas ni cambios, pero donde seres especiales, como ellos, retan la atmósfera alienante, consiguiendo realizarse de forma extraordinaria, para gloria suya y del pueblo. Cada cual en su dimensión, el “Gabo” y la “Silvestre” comparten ser ejemplo de recta conquista de la trascendencia que igualmente nos legan. Gracias.

Resta abundante información, veraz o especulativa, relativa a la renuncia de Benedicto XVI, hasta que se redirija la atención a la expectativa de la elección de su sucesor y qué nuevos rumbos se vislumbren con él para el futuro de la Iglesia de Roma. No se pierda de vista nunca el vigoroso ejemplo de consciencia personal y humanidad que entraña la decisión del Papa; modela su legado admirablemente. Menguadas las aptitudes por razón natural, ha optado por retirarse, el Papado demanda plenitud física y mental, más en este sobre estimulado mundo moderno. Excepcionales los líderes capaces de reconocer, como Benedicto XVI, que su tiempo útil ha concluido. ¡Si lo sabremos en República Dominicana y América!