Cómo tratar a un hijo adoptivo

Quienes tienen la dicha de tener hijos consideran que es una de las mejores experiencias de sus vidas, ya que ven en sus retoños una extensión de su amor y de sí mismos. Pero, como dice un popular refrán que  “padre no es quien engendra, sino&#8230

Cómo tratar a un hijo adoptivo

Quienes tienen la dicha de tener hijos consideran que es una de las mejores experiencias de sus vidas, ya que ven en sus retoños una extensión de su amor y de sí mismos. Pero, como dice un popular refrán que …

Cómo tratar a un hijo adoptivo

Quienes tienen la dicha de tener hijos consideran que es una de las mejores experiencias de sus vidas, ya que ven en sus retoños una extensión de su amor y de sí mismos. Pero, como dice un popular refrán que  “padre…

Quienes tienen la dicha de tener hijos consideran que es una de las mejores experiencias de sus vidas, ya que ven en sus retoños una extensión de su amor y de sí mismos. Pero, como dice un popular refrán que  “padre no es quien engendra, sino quien cría”, acoger en el seno familiar a un ser que no pertenezca a tu código genético requiere de un amor sin límites, capaz de entregarte a una persona solo por existir.

Gary Chapman, autor del libro “Los Cinco Lenguajes del Amor”,  considera que amar es una decisión. Entonces… ¿por qué no amar a un niño o niña que necesita de una familia? Y es que la base de toda buena crianza se sustenta por el amor que reciban las personas durante su infancia.

Cuando se ha decidido dar el paso para la adopción, se debe pasar por un proceso previo de ciertas evaluaciones y orientaciones a nivel parental como familiar para preparar de manera psicoprofiláctica el entorno adecuado para sobrepasar el proceso de adaptación que conlleva tanto a la familia como al niño adoptivo, este nuevo modo de vida.

Este no es un proceso fácil. Además de llenar todos los requisitos legales, se necesita tener inteligencia emocional y saber entender al infante que se integra a un nuevo seno familiar, en especial, cuando ya tiene cierta edad.

Por lo regular, las parejas que deciden adoptar a una niña o a un niño prefieren que tengan menos de dos años por considerar que no “tendrán mañas”. Pero no importa a la edad que se integre el infante, llegará un momento que habrá que informarle sobre el hermoso gesto de darle un hogar.

Según Clarissa Guerrero, terapéuta infanto-juvenil, siempre se debe informar a un niño o niña que es adoptado desde el primer día de la adopción. Pero este proceso debe hacerse con un acompañamiento profesional que paso a paso pueda guiar a los padres desde antes de la adopción hasta el mismo momento de la misma. Un niño, por derecho debe saber sus orígenes de manera honesta desde el primer día”.

Mientras más temprano se empiece a trabajar con esta información, mayor posibilidad de que el niño, a medida que vaya madurando, aprenda lidiar con su situación. Es importante explicar desde un inicio a los niños la diferencia entre padres biológicos y padres adoptivos, dando a ambos la importancia que merecen sin importar la razón de la adopción. Para los más pequeños, existen libros de cuentos que ayudan a los padres a transmitir esta información, y al niño a comprenderla con mayor facilidad para su edad.

Manejar las emociones

Las emociones que pueden presentarse en un niño adoptado pueden variar de acuerdo a la edad, su historia familiar, las situaciones que haya tenido que enfrentar (maltrato, abandono, pérdidas o carencias afectivas), el lugar donde estaba antes de su familia adoptiva y el trato recibido. “Muchos niños se cuestionan si fueron dados en adopción por su comportamiento, se perciben a sí mismos como “malos”. Estas emociones, que normalmente pueden surgir ante la adopción, pueden superarse dependiendo de cómo los padres adoptivos logren manejar las informaciones con el niño y cómo canalicen también sus propias emociones”, considera Alexandra  Febles Geara, psicóloga clínica infantil.

En caso de que la pareja tenga hijos biológicos, es importante que se les tome en cuenta. Según las expertas, desde el mismo día que se inicie el proceso, se debe conversar con los hijos la decisión de los padres y explicarles en qué consiste la adopción.

“Este ritual de integración puede hacerse de la misma manera en cómo se hace cuando llega un hermanito biológico a la casa hablándole de éste cuando ya esté en casa, arreglando la habitación que ocupará, preparándole una bienvenida, etc. Los hijos biológicos deben ser integrados al proceso de adopción y trabajo terapéutico que se  haga a nivel familiar para este proceso”, detalla Guerrero.

Febles agrega que es importante fortalecer la comunicación asertiva en la familia y llevar a cabo actividades (juegos, salidas, almuerzos, tiempo de estudio, tareas del hogar), que ayuden a la integración del nuevo miembro con lo demás.

Otro aspecto que las expertas resaltan, es que cuando se realiza un proceso de adopción esto no solo se debe delimitar al trabajo en el entorno familiar, también se debe trabajar con el entorno en el que se desenvuelve el niño, ya que debe ser algo manejado con la mayor naturalidad posible. Esto le dará seguridad en sí mismo y podrá enfrentar las situaciones, como comentarios negativos.

Qué hacer cuando ellos preguntan

Por naturaleza, los niños son muy curiosos y lo preguntan todo. Cuando el niño adoptado cuestiona sobre su parecido físico, se le debe prestar atención y si es posible conversar sobre su historia con la mayor naturalidad posible. Se le debe hablar con la verdad de sus rasgos físicos.

Por lo general, los padres adoptivos son cuestionados cuando no ha existido una apertura y comunicación constante ante la situación. Si esto ocurre, es importante mostrarse abiertos y sin juzgar, respetando los sentimientos del infante. En casos como estos, para Guerrero es vital no mentir y hacerle saber que su físico como su personalidad es la construcción de su persona, parte de su historia valiosa y que de igual manera pertenece a su familia adoptiva a través de sus cualidades y el carácter que se ha ido formando.

“De haber conocido a los padres biológicos o tener información sobre ellos, facilitársela y si lo solicita y es posible, mostrarle fotos con las que pueda familiarizarse. Según la edad, ayuda el explicarles cómo se da el desarrollo físico de una persona y por qué el parecido unos con otros en la familia. En un momento como este, se puede aprovechar para recalcar al niño adoptado, que su parecido físico no es lo que determina totalmente a la familia, que lo más importante es el valor que tiene como miembro de esa familia y ser humano, por sus cualidades personales”, aconseja Febles Geara.

La adopción es una situación compleja para una familia. Mientras mayor naturalidad se logra dar al tema, menor posibilidad de tener que enfrentar sensaciones incómodas de manera constante. Cuando se es capaz de verbalizar cualquier situación, por más angustiante que sea, se logra con mayor facilidad superar las emociones negativas que esta realidad supone.

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Quienes tienen la dicha de tener hijos consideran que es una de las mejores experiencias de sus vidas, ya que ven en sus retoños una extensión de su amor y de sí mismos. Pero, como dice un popular refrán que  “padre no es quien engendra, sino quien cría”, acoger en el seno familiar a un ser que no pertenezca a tu código genético requiere de un amor sin límites, capaz de entregarte a una persona solo por existir.

Gary Chapman, autor del libro “Los Cinco Lenguajes del Amor”,  considera que amar es una decisión. Entonces… ¿por qué no amar a un niño o niña que necesita de una familia? Y es que la base de toda buena crianza se sustenta por el amor que reciban las personas durante su infancia. 

Cuando se ha decidido dar el paso para la adopción, se debe pasar por un proceso previo de ciertas evaluaciones y orientaciones a nivel parental como familiar para preparar de manera psicoprofiláctica el entorno adecuado para sobrepasar el proceso de adaptación que conlleva tanto a la familia como al niño adoptivo, este nuevo modo de vida. 

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Quienes tienen la dicha de tener hijos consideran que es una de las mejores experiencias de sus vidas, ya que ven en sus retoños una extensión de su amor y de sí mismos. Pero, como dice un popular refrán que  “padre no es quien engendra, sino quien cría”, acoger en el seno familiar a un ser que no pertenezca a tu código genético requiere de un amor sin límites, capaz de entregarte a una persona solo por existir.

Gary Chapman, autor del libro “Los Cinco Lenguajes del Amor”, considera que amar es una decisión. Entonces… ¿por qué no amar a un niño o niña que necesita de una familia? Y es que la base de toda buena crianza se sustenta por el amor que reciban las personas durante su infancia. 

Cuando se ha decidido dar el paso para la adopción, se debe pasar por un proceso previo de ciertas evaluaciones y orientaciones a nivel parental como familiar para preparar de manera psicoprofiláctica el entorno adecuado para sobrepasar el proceso de adaptación que conlleva tanto a la familia como al niño adoptivo, este nuevo modo de vida. 

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