Otro muro de la vergüenza

Como si a este país le faltaran temas relevantes de los que ocuparse, la ultraderecha sobrerrepresentada se inventa ahora la propuesta de construcción de un muro en la frontera. El debate sobre cómo enfrentar la creciente inseguridad ciudadana…

Como si a este país le faltaran temas relevantes de los que ocuparse, la ultraderecha sobrerrepresentada se inventa ahora la propuesta de construcción de un muro en la frontera. El debate sobre cómo enfrentar la creciente inseguridad ciudadana o la salida a la crisis energética se echa a un lado para dedicar tiempo a un absurdo. Parece que no fue suficiente el largo período dedicado por la sociedad dominicana a tratar de corregir los problemas generados por la Sentencia del Tribunal Constitucional. Ojalá que este nuevo sinsentido, no distraiga durante mucho tiempo la atención de los poderes públicos.

En 1989 cayó el muro de Berlín, construido en medio de la guerra fría para separar las dos Alemania, la Federal y la Democrática. Esta monumental barrera era también conocida como muro de la vergüenza. Hoy, otros muros de la vergüenza se exhiben en distintas partes del mundo, como el ubicado en la frontera entre Estados Unidos y México. Estas estructuras no solo se han prestado para la represión y la violación de derechos humanos de importantes grupos de personas que buscan mejorar su situación económica, sino que han demostrado que son inversiones millonarias inútiles, en tanto no han servido para detener la migración de un país menos desarrollado hacia otro con mayor prosperidad económica.

La idea de un muro en la frontera dominico-haitiana, es una admisión del fracaso de las políticas migratorias y al mismo tiempo, una expresión de la desconfianza de que estas puedan ponerse en práctica. Como la institucionalidad no ha funcionado, se propone la construcción de barreras físicas. Un muro no impedirá la entrada de haitianos al país, pero sí incrementará el peaje que estos pagan en la frontera para entrar de manera irregular. Con propuestas como estas, lo que se hace es retardar la definición y aplicación de las medidas que deberán contribuir con la solución del problema migratorio.

Si existe un verdadero interés de enfrentar este problema, se debe pensar en políticas públicas que permitan el desarrollo de la frontera y en acciones que contribuyan a prevenir y sancionar el tráfico y trata de personas por parte de grupos que operan en Haití y la República Dominicana. Se debe apostar además, a mejorar los salarios en la agricultura y la construcción, para incentivar la mano de obra dominicana. Por último, el diálogo entre Dominicana y Haití debe seguir, como una forma de buscar soluciones consensuadas a los problemas que afectan la relación entre los dos países. Por último, se requiere de la aplicación efectiva de la ley de migración.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas