“Pintar es un medio que me permite transmitir emociones e ideas”

La artista plástica santiaguera Doris Rodríguez, radicada en Miami desde hace varios años, sintió inclinación por las artes a muy temprana edad, y hoy día cuenta con un máster en Educación y Arte de una universidad estadounidense.

La artista plástica santiaguera Doris Rodríguez, radicada en Miami desde hace varios años, sintió inclinación por las artes a muy temprana edad, y hoy día cuenta con un máster en Educación y Arte de una universidad estadounidense. Doris, quien usa la pintura como su medio de expresión, tomó sus primeras clases de arte a los 14 años de edad en la escuela de Bellas Artes de Santiago y mucho después, cuando descubrió que esa era su vocación, aplicó y obtuvo una beca en Altos de Chavón. Luego, obtuvo la beca Bludhorn, con la cual pudo realizar sus estudios en Parsons The New School for Desing, en la ciudad de New York. En el 2010 terminó un Master en Educación y Arte en La Universidad Internacional de la Florida FIU.

¿Cómo llegas al mundo de las artes plásticas?
Es una de las cosas que te llegan y no sabes de dónde. Pienso que se debe nacer con la vocación y a través del tiempo uno va construyendo una carrera por medio de la educación, sacrificio, dedicación y, poco a poco, se van abriendo los caminos.

¿Qué te inspira a pintar?
Para empezar, es una necesidad; además de un medio que me permite transmitir emociones e ideas. Uso la pintura como una forma de expresión. Aunque he trabajado en diferentes disciplinas, es la pintura a la que siempre regreso.  Mis ideas fluyen de lo que me rodea, imágenes que veo en las noticias o las redes sociales y muchas veces es una técnica o un material que va proporcionando la forma a lo que quiero expresar.

¿Se puede decir que tu paso por la Escuela de Diseños de Altos de Chavón fue el pasaporte a otras culturas?
Por supuesto que sí. Altos de Chavón tiene una visión internacional y su filosofía es que sus estudiantes estén al mismo nivel que cualquier artista a nivel mundial. También tiene programas afiliados con universidades internacionales, donde los artistas pueden abrirse paso en otros mercados.  Gracias a estas afiliaciones, pude llegar a Parsons y de ahí en adelante abrirme paso en los Estados Unidos.

¿Qué significa para ti pasear el arte dominicano por diferentes partes del mundo?
Como el simbolismo en mi trabajo es tan caribeño, es interesante ver la reacción de personas de otros países.  Por ejemplo, en una exposición que tuve en Abu Dabi, la gente se sentía intrigada con la imagen de la chichigua dominicana con forma de hexágono, tan típica en nuestro país. Confundía a los visitantes a la exposición, porque en esos países se usa una chichigua en forma de rombo. Pero a la vez, mucha gente se conecta con mis pinturas, porque es un tema humano, que provoca empatía y conexión con la persona común que existe en todo el mundo.

De acuerdo a tu experiencia en exposiciones individuales y colectivas en diferentes lugares, ¿cómo ves las artes plásticas en República Dominicana?
Esta es una época excelente para artistas, coleccionistas y curadores, donde el mercado internacional está muy abierto a todos los estilos de artes visuales. En la actualidad, no hay una tendencia o escuela precisa a seguir; cada artista se expresa individualmente, con lo cual hay oportunidades para todos. El arte dominicano está a la par de cualquier muestra que se pueda observar en ferias internacionales.

¿Qué nos trae con la exposición Sueños Urbanos?
En mi más reciente trabajo me he concentrado en retratar personas que vemos día a día en las calles. También uso imágenes de la gente que se anda buscando la vida duramente en nuestro país, en contraste con fondos decorativos que no tienen nada que ver con el contexto natural donde el sujeto vive.

¿Qué quieres expresar con esta muestra?
Más que hacer un retrato narrativo, mi más sincero deseo es poder retratar a la gente con dignidad, como seres humanos que tratan de hacer todo lo posible para abrirse su camino en el mundo. Espero ser capaz de mostrar la belleza y la humanidad de los niños y familias en mis retratos. Sobre todo, me esfuerzo por representarlos con compasión y empatía.

¿Qué técnicas predominan en tus obras?
Soy pintora antes que nada, pero amo el dibujo. Hace poco tiempo dejé que el dibujo no desapareciera mientras pintaba.  Personalmente, ha sido una experiencia muy satisfactoria explorar la línea combinada con la pintura. La línea para mí, más allá de una elección estética, es una expresión de pureza y simplicidad.  Hago experimentación y estudio nuevos materiales o recursos que puedo aplicar en mis obras, las cuales combino con dibujo, pintura, collage y grabado.

De tus trabajos realizados, ¿con cuál te sientes más identificada y por qué?
Con el limpiabotas, porque su imagen representa una mezcla de inocencia y viveza. Él es, en sí, un personaje fijo en la urbe; tanto lo vemos, que se vuelve invisible.  Cuando lo pinto, trato de darle autonomía y resaltar su presencia.

¿Qué podrán aprender los participantes en los talleres de pintura que darás en el Domínico Americano?
Así como uso mezcla de técnicas en mis trabajos, quiero darles la oportunidad a los niños a que exploren, experimenten y se diviertan mientras crean piezas únicas, en las que puedan expresar sus inquietudes, aspiraciones y, por qué no, sus sueños que también son urbanos.

¿Qué significa para ti poder compartir tus conocimientos con los participantes?
En mis años impartiendo programas de arte en el sistema de educación y museos en los Estados Unidos, he compartido mis conocimientos y mi pasión por la pintura y el dibujo con los niños.  Lo más importante es poder dar ese poquito de mí a los niños de mi país.  Deseo poder transmitirles a quienes tengan interés en incursionar en esta profesión, que el arte es un oficio exigente, que requiere educación y dedicación.  A veces toma mucho tiempo y empeño lograr las metas, por eso hay que prepararse y desarrollar competencias para tener una manera de ser autosuficiente sin dejar de crear.

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