Los conflictos por el agua

Desde que en el año 1983 fue completado el Plan Nacional de Investigación, Aprovechamiento y Control de Aguas Subterráneas (PLANIACAS), el país no ha podido articular ningún otro proyecto nacional de exploración, evaluación y correcta planificació

Desde que en el año 1983 fue completado el Plan Nacional de Investigación, Aprovechamiento y Control de Aguas Subterráneas (PLANIACAS), el país no ha podido articular ningún otro proyecto nacional de exploración, evaluación y correcta planificación del aprovechamiento de las aguas, no obstante que cada día la situación se torna peor en la correlación entre la demanda de agua potable y la disponibilidad del vital líquido.

Es cierto que desde 1995 el país no sufría una sequía tan severa como la que hemos sufrido desde diciembre hasta hoy, pero también es cierto que los dominicanos hemos dejado sedimentar la mayoría de nuestras presas, reduciendo su capacidad de almacenamiento de agua, hemos abandonado los programas de estudios, diseños y construcción de nuevas presas, hemos abandonado los programas de corrección de fugas en las redes de acueductos, y hoy estamos pagando el alto precio de una de las peores crisis de agua que hayamos sufrido en toda nuestra historia, la cual nos ha encontrado sin preparación.

Durante años hemos estado advirtiendo que nuestra población crece aceleradamente y que con ese crecimiento también crece la demanda de agua, pero también hemos estado advirtiendo que los ríos hoy tienen menos caudales que en el pasado, y que la escasa agua disponible está cada día más contaminada por el urbanismo, la agricultura, la pecuaria, la industria y la minería, todo lo cual conduce a graves crisis de abastecimiento de agua, pero nadie en el gobierno hizo caso, y ahora todos se quejan de la falta de agua.
 
Casi todas las presas hoy están en sus niveles mínimos operacionales, y casi todos los acueductos hoy operan en condiciones muy precarias, y no se ve una voluntad gubernamental de afrontar el problema articulando a las diferentes instituciones públicas que administran aguas, ni apropiando fondos para construir nuevas presas.

También habíamos advertido que la crisis de suministro de agua potable produciría conflictos ínter provinciales, e ínter municipales por la propiedad del agua, y un claro ejemplo acaba de ocurrir el pasado lunes en la comunidad de Sabana Iglesia, vecina a la presa de Bao, donde una multitud de 300 personas tomó por la fuerza la estación de operación del sistema de abastecimiento de agua que va desde las presas de Tavera y Bao hasta los acueductos de Santiago y Moca, sistema que en condiciones normales aporta unos 125 millones de galones diarios a Santiago y unos 25 millones de galones diarios a Moca, pero no aporta nada para Sabana Iglesia ni para Baitoa, siendo éstas las comunidades más próximas a ambas presas.

La multitud allí congregada cerró la válvula de paso del agua para Santiago y Moca, reclamando que si ellos, que se sienten dueños de esas dos presas, no tienen agua, entonces Santiago y Moca tampoco tendrán agua, lo cual es una grave señal de conflictos por el uso del agua, con el agravante de que cada día estos conflictos serán mayores, y mañana será entre Baní, San Cristóbal y Santo Domingo por el uso del agua de la presa de Valdesia, y luego será en Monción por el uso del agua que sale desde la presa de Monción hacia el acueducto de la Línea Noroeste.

Si el gobierno no asume con la máxima atención esta dramática realidad que hoy vivimos, en poco tiempo veremos más y más crisis de agua, y más y más conflictos por el acceso al agua, todo lo cual nos conducirá al caos y a la anarquía, porque cuando la gente no tiene agua es capaz de cualquier cosa, incluyendo arriesgar su vida.

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