Hace más de 30 años que un grupo de prominentes dominicanos viene planteando que los problemas de Haití sean resueltos en la isla, es decir, a cargo, fundamentalmente, de la República Dominicana. Pocas personas daban crédito a semejante punto de vista. Joaquín Balaguer con sarcasmo lanzó su isla al revés y la propuesta de una confederación. Ahora es más que evidente que potencias y países forman parte de un predicamento parecido, pero por demás fallido. Los protectores que nunca jamás harán lo que hace República Dominicana por Haití, debían contribuir con cuotas más decentes y dejar de estimular una pretensión imposible.

Más que entusiasmado, de cara al gobierno a instalarse en breve se requiere fe. La fe confía, actúa y espera, no obstante lo fuerte de la turbulencia. Hay que asirse consistentemente a ella para preservar la esperanza de un país mejor. Hoy la opinión pública está muy matizada por “si Danilo no hace esto o aquello, entrará el mar”, pero lo que menos necesitamos al momento son sentencias fatalistas. La nación tiene la capacidad para hacer frente a las dificultades y las próximas autoridades se anticipan con la suficiente capacidad de maniobra, amén de la voluntad. Bajo nuestra fe, desarraigar dudas sobre que lo prometido en la campaña será realmente hecho justo a su tiempo.

Los economistas expresan preocupación sobre lo que encontrará al país tras las elecciones. Anticipan el escenario de finanzas públicas al borde y sin más capacidad de endeudamiento.

El pronóstico exigiría una campaña más franca sobre cómo prevenir o solucionar ese eventual escenario.

¿Cuáles son las propuestas de los candidatos oficialista y opositor? ¿Si no consideran más impuestos, qué se hará? Angela Merkel y Nicolas Sarkozy advirtieron a los europeos que 2012 será aún más difícil que 2011; la canciller alemana se expresó confiada en que finalmente Europa saldrá fortalecida de su más dura crisis.

Nosotros debiéramos dejar de estar sólo en promesas de campaña ilusorias o declaraciones gubernamentales exclusivamente optimistas.