La Fortaleza San Luis, un ícono de Santiago

La Fortaleza San Luis es un ícono de Santiago, ya que además de su emblemática estructura, fue sede de importantes acontecimientos que marcaron la historia de esta ciudad.

La Fortaleza San Luis es un ícono de Santiago, ya que además de su emblemática estructura, fue sede de importantes acontecimientos que marcaron la historia de esta ciudad. Sobre los orígenes de la fortaleza, convertida en museo en el año 2004, se tejen muchas historias que divergen en la fecha de su fundación.

Algunos historiadores coinciden en que comenzó a erigirse en 1670, con el fin de dotar a Santiago de una fortaleza para controlar el tráfico y el comercio del oeste de la frontera y de los pueblos alrededor de la línea fronteriza, ya que persona que venían o iban para la capital, tomaban la avenida del río cargando objetos, de acuerdo con lo informado por el mayor general de las Fuerzas Armadas Gustavo García Jorge, fundador del museo que allí funciona.

“En Santiago habían dos puntos altos sobre el nivel de la ciudad, que era donde está el Monumento, le decían el Castillo, y esto aquí era un pequeño bosque, que era desde donde se controlaba toda la aldea de Santiago. En esa época lo que había era casas de yagua, zanjas y palos atravesados, no era una fortaleza así. Con el tiempo se fue mejorando y en el 1674, en la época del gobernador Zayas Bazán, español, que nombró como alcalde mayor a Núñez de la Torra, que sugirió que se hiciera con carácter militar”, precisa García Jorge.

Otros estiman que la fortaleza existe desde principios del siglo XIX, cuando en plena era de Francia, por órdenes del gobernador Jean Marie Louis Ferrand, cuando el alcalde Agustín Franco de Medina comenzó a echar las bases para un fuerte militar. “Esto vino a coger carácter de fortaleza cuando en la época francesa, el gobernador de la isla construyó los muros en ladrillo. Esa característica se ha ido repitiendo a través del tiempo, pero a medida que la fortaleza ha ido cambiando de manos, ha sido adaptada a las necesidades de sus ocupantes, por ejemplo. aquí vinieron los españoles, los haitianos, los franceses, los americanos, los dominicanos, cada quien adaptaba la fortaleza a sus necesidades”, precisa el mayor general.

García Jorge precisa que en la época de Cáceres a la fortaleza se le hizo la cárcel y un hospital; mientras que en la época de Pedro Santana se completó la muralla, se hizo un arsenal, la comandancia del Cibao y el hospital y la cárcel llamados La Rora y El Lirio.

“Cuando vinieron los americanos hicieron barracas y la explanada donde hacían ejercicios, y cuando se fueron, vino el ejército dominicano y agregó las casitas de los laterales. Cada quien hizo sus arreglos de acuerdo a sus necesidades”, precisa el también arquitecto.

El aspecto que actualmente posee la fortaleza data de las décadas finales del siglo XIX, de acuerdo a lo informado por el mayor general García Jorge, quien explicó que en ese entonces se construyen la torre del emblemático reloj público, que fue donado por el presidente Heureaux a la ciudad de Santiago; y las dos portadas (la del norte y la del este) y se terminó el amurallado de ladrillos que la circunvala.

La fortaleza posee una cancela de hierro que cierra la portada norte, hecha y colocada en el 1895, cuando también se construyeron los dos muros laterales de mampostería del aproche.

Fechas memorables

Entre los acontecimientos históricos que tuvieron como escenario la fortaleza está el pronunciamiento de Santiago a favor de la independencia y enhestamiento de la Bandera Nacional el 6 de marzo de 1844.

Otro hecho memorable fue el acontecido el 30 de marzo de 1844, cuando las tropas de reserva estuvieron escalando durante la Batalla de Santiago. También se resalta la fecha del 7 de julio de 1857, cuando se realizó la revolución contra el presidente Buenaventura Báez, que proclamó a Santiago como capital de la República y como presidente al general José Desiderio Valverde.

En tanto que el seis de septiembre de 1863 se libró una batalla en la guerra restauradora, contra las tropas españolas acantonadas en la fortaleza, que la abandonaron días después por el asedio a que fueron sometidas.

La otrora fortaleza San Luis fue convertida en museo en el año 2004 a iniciativas de un grupo de artistas del pincel y ciudadanos comprometidos con el bien de Santiago, con el apoyo del mayor general Gustavo Jorge García, para evitar que la demolieran para hacer un aparcamiento.

En principio era concebida solo como un museo histórico, hasta que en la construcción de los baños fueron encontradas unas armas del año 1916 enterradas, dando paso a que se convirtiera en un museo histórico pictórico, que fue completado con piezas arqueológicas donadas por munícipes.

“En el museo se encuentran pinturas, esculturas tainas, cuchillería, joyería, armas largas, armas cortas y monedas, entre otras piezas que han sido donadas. La gente ha hecho donaciones, yo mismo he donado muchas cosas, en vez de tenerlas guardadas en un baúl, disfruto que venga gente y las vea”, precisa el general García Jorge. En tanto que en el patio hay antiguos tanques de guerras que fueron utilizados por el Ejército después de la segunda guerra mundial. Son armas que utilizaban la Marina, la Fuerza Aérea y el Ejército Nacional; tienen cañones, tanques, que las Fuerzas Armadas les donaron para que los santiagueros lo apreciaran.

 “Esto es un monumento, tiene más valor histórico que el monumento de allá arriba (A los Héroes de la Restauración), porque ese se lo hicieron a Trujillo, entonces esto no lo valoramos, este debería estar como una tacita, como está la Fortaleza Ozama”, se queja García Jorge, al tiempo de expresar que, junto a un patronato que preside Nidia Bisonó, les ha costado mucho trabajo mantenerlo, ya que no cuentan con subvención del Estado.

En ese sentido agradeció a la empresa Cementos Cibao que les aporta lo que necesitan para mantenerlo abierto; a las Fuerzas Armadas que los apoya con la seguridad y al ayuntamiento que les tiene asignado dos personas para el aseo.

Escuela de arte y atelier

En la actualidad, el museo tiene una escuela de arte que da clases gratis a los niños de la zona circundante. “Aquí reciben clases de pintura mientras los padres están trabajando”, precisa el arquitecto.

Lo que anteriormente era la cárcel, hoy día es el atelier de varios pintores que hacen sus obras allí, un espacio al que tienen acceso gratuitamente, pero tienen que cumplir las normas, limpiar su espacio, no poner música alta, respetar el que está al lado. “Es un conglomerado pequeño donde aprenden a vivir en comunidad. Se benefician ellos, se beneficia el espacio porque vienen los turistas y ven que esta es un área donde hay artistas”, explica García Jorge.

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