Marché de Okazión (1)

Aunque los propios nacionales haitianos consultados, solo lo entienden como “marché” es como indica el título de este artículo, como los textos definen en creole “ilustrado”, el denominado Mercado de Pulgas, traducción literal de “Flea&#8230

Aunque los propios nacionales haitianos consultados, solo lo entienden como “marché” es como indica el título de este artículo, como los textos definen en creole “ilustrado”, el denominado Mercado de Pulgas, traducción literal de “Flea Market”, para referirse al mercadillo, rastrillo, bazar, zoco, feria de las pulgas, pulguero y términos diversos que dependen del país donde se realice, es en esencia un mercado informal, por lo general al aire libre, que funciona determinados días. El nuestro, evolucionado desde la época romántica de su celebración dominguera en la 19 de Marzo esquina el Malecón, que se realiza cada domingo debajo del elevado de la Avenida Luperón con avenidas Independencia y 30 de Mayo, tiene sus coloridos y particularidades: mezclas de sabor criollo y desorden haitiano; autoridades que apenas se sienten, solo centrados en los “arbitrios” y los contrastes que el encuentro ocasional de sus dos culturas y filosofías de vida, producen. Estacionarse es ejercicio de suerte “mesturada” con paciencia, frente a “parqueadores”, propietarios de espacios públicos que han privatizado lo que corresponde a todos, ante la mirada inexistente de ayuntamientos ausentes. Una haitianita de marcado timbre infantil, a pesar de la edad mediana, en machacado español con fuerte acento, se “degañita” con un altoparlante, mientras dice: “alepientete que Clito, viene ya” seguido de repetidos “aleluyas” describiendo lo que su “infielno”  guarda para los pecadores que no sigan a “Jesú”. En ese jolgorio de intenso comercio, se pierde la prédica atiplada, aplastada por un “balate, balate, to a uno y medio” y otra haitiana “bien comía” grita: “lopa de bebé y de niño glande”…. Al tiempo que otros reparten hojas de intenso color “mamey” con una mata de coco, las palabras “Baby/ Baby”, un código de barras sin sentido y como título”: “Sin frontera”… ¿significado?.  Interesante es observar que la mayoría de los comerciantes haitianos de talante mayor, preponderantemente mujeres, se ubican al sur de la 30 de Mayo en el extremo del elevado más cercano al mar.
Con tenderetes plásticos de lona ligera, mezclados con los criollos, que ocupan las aceras, realizan su pregón de atracción, las haitianas con su pelo protegido por pañoletas, gorritos, tejidos diversos y la cartera “terciada” en bandolera,  para proteger los chelitos, de las transacciones del día, bañadas del clásico sudor ancestral. Es común verlas sentadas entre su propia mercancía o “añingotadas” al lado de ellas, pendientes de la más sutil mirada de interés sobre lo que venden. “Balate, aquí balate, “dale poloché, dale bluse, dale camise…” parodia al pregón de la “guagüita” que vende “batimentos” en barrios. Un particular desorden que debajo y en los alrededores del Elevado se armoniza con leyes propias, entre ropa de pacas, zapatos y mercancía diversa que el sol de cada domingo encuentra ya montado.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas