Padre en la tercera edad

Tener hijos es una gran responsabilidad, pues de los padres depende el sano crecimiento y desarrollo de un individuo, a quien se debe proveer de las herramientas necesarias para que sea una persona con valores morales y cívicos digno de la sociedad&#8230

Tener hijos es una gran responsabilidad, pues de los padres depende el sano crecimiento y desarrollo de un individuo, a quien se debe proveer de las herramientas necesarias para que sea una persona con valores morales y cívicos digno de la sociedad a la que pertenece. Para esto es necesario ser vigoroso y fuerte para trabajar por los suministros requeridos (leche, pañales, ropa, medicina, educación…); energético, pues debe sobrepasar los trasnochos en los primeros meses de vida y en las enfermedades; y preferiblemente, joven, para poder pasar mucho más tiempo con la prole.

Sin embargo, el factor “juventud” es algo cada vez menos común en los padres, ya que tanto mujeres como hombres, prolongan más la edad para la procreación. Por lo regular, las mujeres tienden a prestar más atención a la maternidad “tardía”  debido a que el reloj biológico de la mujer es considerado más corto que el del hombre y las consecuencias que esto puede tener para la criatura y la madre. Pero, según un estudio realizado por el  Departamento de Ciencias Psicológicas y del Cerebro en la Universidad de Indiana, los caballeros también tienen su reloj.

Los resultados de las investigaciones arrojaron que en comparación con los hijos de padres más jóvenes, se encontró que los hijos de padres mayores tienen un riesgo más significativo de tener trastornos psiquiátricos. Por ejemplo, los hijos de padres de 45 años o más eran tres veces más propensos a tener trastorno del espectro autista, 13 veces más propensos a tener déficit de atención e hiperactividad, y 24 veces más propensos a tener trastorno bipolar en comparación con los niños de padres de entre 20 y 24 años.

Pero no todo es negativo. Otro estudio realizado por la Universidad de Northwestern, también en Estados Unidos, indica que los hombres que procrean hijos en la tercera edad tienen una descendencia más longeva. Según los especialistas de este estudio, en teoría es probable que, además de la longevidad, también se herede una mejor salud, siempre y cuando exista un medioambiente que permita a los individuos vivir más años y reproducirse a una edad más avanzada.

Una decisión personal

Las metas profesionales y económicas, así como disfrutar por más tiempo a la pareja o por un asunto de madurez, muchos hombres han retrasado tener hijos, y cuando deciden hacerlo ya “tienen los años arriba”. Como lo han demostrado los estudios, esto tiene sus pros y sus contras, pero a la hora de querer formar familia es un asunto personal.

Emprender el reto de ser padre en la tercera edad puede resultar una tarea difícil, pero no imposible, considera Ramón Emilio Almánzar, sexólogo y terapeuta familiar,  quien asegura que el mayor reto a enfrentar por el padre es que en esta etapa de la vida el organismo del hombre va en decadencia.

“Un hijo demanda de mucha atención en las primeras etapas de desarrollo, y ya las personas en este ciclo de su adultez tienen complicaciones con enfermedades y expectativas de vida”, comenta Almánzar, quien agrega que la brecha generacional entre padre e hijo, debe asumirse con responsabilidad, sin importar la edad que fue concebido.

“Por el hecho de estar en la tercera edad no significa que la responsabilidad no se asuma de manera adecuada, en tal sentido es importante que se tomen todas las medidas de lugar para poder controlar cualquier variable en términos de planificación”, dice el psicólogo.

Un punto que quizás preocupe, tanto a la madre como al padre, es el tiempo de vida que estará con sus hijos, ya que a medida que pasan los años el padre es más débil y tiene más probabilidades de fallecer por causas naturales que un padre joven. Esto puede traer preocupaciones en torno a si podrá ver a sus hijos graduarse, casarse y formar familia.

Para enfrentar la tensión que puede inducir a la nostalgia de un futuro fallecimiento, Almánzar considera que la familia debe crear una red de apoyo, en la que no sea sólo el papá quien nutra emocionalmente al hijo o la hija.

Factores que inciden en la relación padre-hijo

Ser padre a la tercera edad ha de suponer una sensación de bienestar debido a sentirse aun reproductivo y fuerte, considera Alexandra Febles, especialista en Psicoterapia del Niño y la Familia, pues ser padres siempre será un desafío a cualquier edad, pero no deja de ser una decisión con cierto riesgo a esta edad debido a los temas biológicos y sociales que intervienen para la crianza de los niños.

En especial si es primerizo, convertirse en papá cuando se supone que es la edad para ser abuelo, puede influirle positiva o negativamente por la parte social y su crianza del infante, dependiendo cómo los adultos a su alrededor traten el tema, empezando por los mismos padres, comenta Febles.

“Es posible, según la edad de los niños, que puedan comparar a sus padres con otros más jóvenes de sus compañeros y hacer preguntas naturales de la edad al respecto. Si este tema supone cierta vergüenza en el mismo hogar o en el entorno familiar, los más grandecitos, posiblemente pueden reflejar lo mismo en el momento en que sus papás se presenten a las actividades que comparten con sus compañeros”, destaca la especialista, quien en caso de que  esto ocurra recomienda hacer un manejo asertivo e inmediato para disolver esta situación y evitar que se repita y afecte la relación padre-hijo.

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