Guido dice que trabajó para ganar

El excandidato a la presidencia del PRD, Guido Gómez, aclaró ayer que  él sí trabajó para ganar en la convención que realizó el pasado domingo la organización y que no solo se concentró en hacer denuncias ante la Sociedad Civil y el Tribunal&#82

El excandidato a la presidencia del PRD, Guido Gómez, aclaró ayer que  él sí trabajó para ganar en la convención que realizó el pasado domingo la organización y que no solo se concentró en hacer denuncias ante la Sociedad Civil y el Tribunal Superior Electoral (TSE).

La aclaración del político se produce a raíz de un trabajo publicado por elCaribe bajo la firma de Yanessi Espinal, donde se señala que él no trabajó para ganar ese proceso.

A continuación la carta de Gómez Mazara:

“He leído el trabajo publicado por usted bajo el nombre “Nada de sorpresa en los resultados de la convención” y debo responder en el marco del mayor respeto, convencido de que, el sector de Vargas Maldonado, pretende construir en los medios lo que no pudo obtener en las urnas. Aclaro que excluyo de ese esquema a tan distinguida periodista.

Al leer su trabajo, y considerar que no me preparé para el triunfo, me doy cuenta de que desconoce el tiempo y esfuerzo desplegado durante todos estos meses y los largos recorridos a través de todo el territorio nacional y reduce el valor de la competencia en tratar de concentrar todas mis energía en ejercicios ante la Sociedad Civil y el Tribunal Superior Electoral (TSE). La verdad es que, construir la transparencia en los procesos políticos no se puede asociar a “una pérdida de tiempo”. Por el contrario, el drama de la democracia dominicana consiste en no tener los niveles de confianza indispensables para hacer creíble el modelo político dominicano. Es tan evidente, que en el reportaje se “avala” a Vargas Maldonado por tener control de los organismos. Mi estimada amiga, en la democracia la apertura, participación y ampliar el marco de la competencia es lo que legitima los procesos.

Asumir que no inscribí a mis seguidores me remonta a la naturaleza clandestina de las organizaciones de izquierda, donde todo se desarrollaba en el silencio frente a los riesgos de la época. Afortunadamente, vivimos otros tiempos y resulta cuesta arriba establecer mecanismos de inscripción en el silencio y la nocturnidad. De paso, conoció usted la campaña publicitaria donde se invitaba a los perredeístas a inscribirse en el nuevo padrón del PRD?

Señala que mis colaboradores no ejercieron el derecho al voto. ¡Por el amor de Dios! La mayoría, al igual que casi toda mi familia, fueron excluidos del padrón y los que quedaron como los que usted cita, cuando se disponían a ejercerlo junto a mí, los saludaba una lluvia de balas desde el local de la Casa Nacional del PRD. Una cosa es no ejercer el derecho a votar y otra es que se lo hayan impedido. Además, te invito a leer el contenido de la sentencia donde se me asignan delegados en todas las mesas y la resistencia de la CNO a darle cumplimiento a una disposición que garantizaba veeduría del proceso. A eso se negaba Miguel Vargas y su sector. Y si esas posturas autoritarias, como su negativa a la observación de Participación Ciudadana, representan la acción práctica e inteligente para “prepararse”, debo admitir que la enseñanza de hogar y mis convicciones democráticas no me adiestraron en esa materia.

Como la objetividad del periodista es la regla de oro, te estoy enviando dos encuestas serias y creíbles, realizadas en escenarios del padrón de 1.4 millones del 2011 y la del estructurado por el sector de Vargas Maldonado. Ambas me daban como ganador y los medios de comunicación no recogen ninguna investigación rigurosa donde aparece el “que se preparó” con niveles de simpatías superiores a mi propuesta a la presidencia del PRD. Inclusive, el periódico elCaribe publicó la encuesta de ASISA donde Vargas Maldonado aparece significativamente disminuido en la estima del elector perredeísta y en la sociedad. Ese mismo medio de comunicación dedicó su encuesta semanal, dos días antes de la convención, a medir la aceptación de los candidatos y supongo no tengo que decirle los resultados. Nadie es impopular en lo mucho y puede obtener “triunfos” en lo poco.

Sé que no gozo de los niveles de receptividad exhibidos por otros competidores. Hace tiempo estoy consciente del grado de complicidad establecido en esa relación entre medios de comunicación y políticos. Pago un precio y con mucho gusto, porque contra ese modelo detestable y degradado lucho, entre otras cosas, para mantener tranquila la memoria de los míos y para que cada vez que almuerzo con mis hijas y mi esposa poder mirarlas de frente y no llenarlas de vergüenza por inconductas tan evidentes en otros y protegidas por esas complicidades mediáticas”.

Afectos,
Guido Gómez Mazara

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