Mérito verdadero

Más vale la buena voluntad, la sinceridad personal y la transparencia de alma que el máximo grado de habilidad o competencia. Sin esas cualidades, la más elogiable eficiencia sólo disfraza mentalidades perversas. Una situación reciente me ratificó&#

Más vale la buena voluntad, la sinceridad personal y la transparencia de alma que el máximo grado de habilidad o competencia. Sin esas cualidades, la más elogiable eficiencia sólo disfraza mentalidades perversas. Una situación reciente me ratificó que en la gente la calidad humana debe valorarse sobre cualquier otra. Más meritorios: la doméstica negligente pero honesta a una eficiente pero ratera; el profesional medianamente calificado pero ético a uno altamente calificado pero deshonesto; la manicurista que no hace tan bien su labor pero si te lastima se excusa, a la que trabaja magnífico pero te lastima contenta. Fácil extraviarnos en el verdadero valor de las personas, al enfatizar lo accesorio. Lo trascendente es el vestido moral.

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