Nada que objetar: El reglamento está bien

El Poder Ejecutivo emitió ayer el Reglamento para la aplicación de la Ley Nº. 169-14 mediante la cual se creó un régimen especial en beneficio de los hijos de padres y madres extranjeros no residentes nacidos en el territorio nacional durante…

El Poder Ejecutivo emitió ayer el Reglamento para la aplicación de la Ley Nº. 169-14 mediante la cual se creó un régimen especial en beneficio de los hijos de padres y madres extranjeros no residentes nacidos en el territorio nacional durante el período comprendido entre el 16 de junio de 1929 al 18 de abril de 2007, inscritos en los libros del Registro Civil dominicano en base a documentos no reconocidos por las normas vigentes para esos fines al momento de la inscripción y asimismo el registro de hijos de padres extranjeros en situación irregular nacidos en la República Dominicana y que no figuran inscritos en el Registro Civil.

El Reglamento es un simple instrumento administrativo, soporte fundamental para la aplicación del Plan de Regularización de Extranjeros que se encuentran en el país sin ningún registro o documentación. Si se lee bien la ley 169-14, el decreto No. 250-14 no tiene nada que la contravenga, lo mismo que a la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional y mucho menos a la Constitución de la República.

Total, la cuestión más difícil de este proceso fue la implantación de la ley 169-14. La misma, consensuada con todos los sectores y acogida con amplio apoyo en el Congreso Nacional, es la que instituye el aspecto esencial, y siendo así, no vemos razones para crear una tormenta por un simple procedimiento administrativo como lo es el reglamento de aplicación. Desde esa perspectiva, y con los pies sobre la tierra, no hay nada sustancial que objetar. Ese reglamento está bien.

Para comprobarlo, sólo hay que leerlo, y para entenderlo no hay que ser abogado, ni especialista en materia migratoria. Lo que hay es que tener a mano, si fuese el caso, la ley 169-14, y descubriremos lo que hemos afirmado.

Siendo así, acojamos el Reglamento en ánimo tranquilo, en el contexto del proceso que hemos vivido, al margen de que se ajusta perfectamente a la ley que reglamenta y a las normas vigentes.

Y sigamos avanzando, sin distracción alguna, hacia los propósitos mayores de la República.

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