El reglamento y la decisión de los Castillo

Con la promulgación del decreto 250-14 que da vigencia al reglamento de la Ley 169-14, el presidente Danilo Medina se creció nuevamente ante la historia. Con su visión clara, su espíritu concertador y su sentido humanista, el presidente Medina…

Con la promulgación del decreto 250-14 que da vigencia al reglamento de la Ley 169-14, el presidente Danilo Medina se creció nuevamente ante la historia. Con su visión clara, su espíritu concertador y su sentido humanista, el presidente Medina y los asesores jurídicos que utilizó para esta materia, lograron articular un reglamento que viabiliza los procedimientos para la aplicación de la ley que vino a resolver el problema creado por la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional y que ha permitido que el país salga de acoso internacional del que era objeto debido a esa sentencia excluyente e inhumana.

El reglamento fue hecho con gran sentido de profesionalidad y con apego a la ley 169-14. No viola ni la sentencia 168-13 ni la Constitución. Por el contrario se convierte en un instrumento idóneo para seguir resolviendo de la mejor manera y con sentido humanitario el problema de la migración ilegal haitiana. Los que creyeron que la batalla que perdieron con la aprobación de la Ley 169-14 la iban a ganar con sus alharacas y propuestas irracionales ante el reglamento, vieron sus planes frustrados. El reglamento es un nuevo triunfo del presidente Medina, de su visión clara de la relación con Haití y de su deseo de que ambos países puedan caminar unidos para resolver los problemas que les agobian, respetándose mutuamente y defiendo sus respectivas soberanías, teniendo siempre el diálogo y la concertación como normas.

Cuando el diputado Vinicio Castillo Semán expresó que si el Presidente promulgaba el reglamento así como estaba, la familia Castillo y la Fuerza Nacional Progresista abandonarían el gobierno, le expresé de manera personal que no era una posición correcta y que al Presidente no se le podía imponer una camisa de fuerza. Y mucho menos a un presidente como Danilo, que es un gran amigo, un gran aliado, un hombre concertador y que sabe escuchar los argumentos y tomar decisiones cuando se le convence.

De manera personal hice un gran esfuerzo para que mis amigos los Castillo no fueran a adoptar una decisión motivada más por lo sentimientos que por la razón. Le expresé a Vinicito y lo dije públicamente en mis comentarios del programa El Sol de la Mañana, que una alianza estratégica entre dos fuerzas políticas que tiene 20 años no debe romperse por un capricho ante un funcionario de palacio que ellos asumen es el responsable de una supuesta e infundada campaña de fusión de Haití y República Dominicana. Les dije que el camino correcto era el de concertar, hablar con el presidente conscientes de que Danilo nunca va a propiciar la violación de la Constitución ni nada que afecte la soberanía nacional.

Gracias a Dios, la razón se impuso en los Castillo y la FNP. Los irracionales y radicales que ven el peligro haitiano hasta en la sopa y que querían que los Castillo se fueran del gobierno, se quedaron con la cara larga y con las esperanzas truncadas. El diálogo se inició, las renuncias fueron retiradas y la relación de hermandad política y de alianza estratégica se impusieron sobre las pequeñas diferencias ante el reglamento. Y eso es que debe mantenerse para bien del PLD, de los Castillo y de la nación dominicana.

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