¿Una sociedad enferma?

Hemos sido testigos pasivos de acciones de brutal violencia en las últimas décadas, hechos que sacuden las entrañas del cuerpo del complejo entramado que compone el tejido social dominicano. Los estudiosos de la conducta humana buscan explicaciones&#82

Hemos sido testigos pasivos de acciones de brutal violencia en las últimas décadas, hechos que sacuden las entrañas del cuerpo del complejo entramado que compone el tejido social dominicano. Los estudiosos de la conducta humana buscan explicaciones para tal comportamiento, con la paradoja de que se trata del mismo individuo hospitalario, de la amistad fácil, del”compadrazgo” instantáneo, de la solidaridad y el apoyo y de que se mata con cualquiera que “lepongalamanoamicompadre” En su compleja forma de ser, el criollo alberga una fiera agazapada que aparece a la menor provocación y minúsculo agravio.

Cambió el “lenguemime” por una “pitola” de calibre proporcional a la íntima cobardía. Pero no hay que soslayar que reacciona ante la ausencia del trabajo que corresponde a la autoridad, frente a la delincuencia que nos arropa. La brutalidad que brota del criollo cuando atrapa al delincuente ante el que la Policía es ineficaz, muestra la rabia escondida, la indignación acumulada y la impotencia retenida, dejando salir la bestia que dormita en su psiquis. Con la justicia ocurre otro tanto, que produce indignación extrema ante actos que demuestran que la figura de la mujer con los ojos vendados, la espada en una mano y una balanza en la otra, llamada la Dama de la Justicia, no es mas que un “difrá de macarao” de nuestro carnaval de Cuaresma. Los atropellos, el abuso de poder, los actos ilegales revestidos de ropaje jurídico, las citaciones “al aire”, los expedientes fabricados para perjudicar inocentes y encubrir delincuentes con dinero, la ignominiosa prisión injusta, la perversidad que rige las cárceles, provocan reacciones de magnitud y alcances imprevisibles y convierten a un hombre tranquilo, en fiera como “gata paría”. La percepción de la ciudadanía de la Policía, AMET y en menor grado de los ”guardias”, no guarda relación con la figura de respeto y autoridad que representan. Más que “seguridad”, provocan temor.

Mi experiencia reciente de una demanda contra una de las distribuidoras de electricidad, es muestra de la denegación de justicia que caracteriza a la “Justicia” criolla. La primera audiencia para conocer del caso civil, está fijada para fines de agosto del próximo año 2016. ¡Más de nueve meses después de presentada! Estas cosas se acumulan, creando desconfianza congénita en el sistema y una aguda sensación de desesperanza e impotencia, mala consejera para equilibrios prudentes. La vida ciudadana, está marcada por profundas inequidades, temor patológico, agudos desequilibrios mórbidos e irritantes injusticias y sentimos que ante la gravedad de esa situación colectiva, solo atinamos a concebir “paños con pasta” , más que soluciones medulares, lo que agrava significativamente la situación. Si a esto añadimos la actitud cultural de “deja esa vaina’si” que eso se arregla solito”, sentiremos el agravamiento de la actitud de bestia de la selva.

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