Los aspirantes presidenciales del PLD le han ido perdiendo un poco el miedo a Leonel Fernández. Hasta hace poco, de los cuatro aspirantes declarados, tres hacían todo lo posible por no tocar al ex mandatario ni con el pétalo de una rosa. Solo Temo Montás decidió, desde muy temprano, que el blanco de sus ataques sería Fernández. Correcta o no, ha sido su estrategia, y la ha ido cumpliendo cabalmente. Aunque con el apodo del ministro de Economía se hacen bromas, porque se asocia al temor, más bien ha sido temerario con su discurso anti-Leonel. Esa ha sido su apuesta, con todos los riesgos que implica. Pero a veces él mismo parece admitir que está consciente de lo que casi todos intuyen: que lo más probable es que el ex gobernante termine imponiéndose. Por ejemplo, se le advierte cierta dosis de resignación cuando argumenta que, con su prédica contra el continuismo, solo está advirtiendo lo que puede pasar “para que luego no se diga que nadie dijo nada”.
El contagio
Temo dice con orgullo que su primera victoria ha sido animar a los demás a que también se lancen. Y es así, en parte, porque para que haya cuatro dirigentes promoviéndose tan temprano, uno tenía que arrancar primero. Montás se lanzó cuando el Gobierno apenas se estrenaba, causando sorpresa y generando críticas, pero los otros se han visto obligados a seguirle los pasos, adelantando sus planes. Ninguno ha asumido un discurso tan duro contra Fernández, pero ya nadie considera intocable al ex gobernante. Para muestra, dos botones: Reinaldo Pared Pérez alega que la “fábrica de presidentes” a la que hace alusión Fernández, debe lanzar, para el 16, un producto nuevo, y no uno de medio uso. A Francisco Javier García, que hasta ahora ha sido el más cuidadoso con el tema, se le atribuye haber dicho, en una actividad reciente, que no sentía “los vientos”, lo que no requiere mayores explicaciones. Ambos utilizan los mismos términos que ha “pegado” Fernández para combatirlo…
