Tienen mucha razón los que vaticinan fuertes confrontaciones en la elección de los bufetes de algunos ayuntamientos la próxima semana, a consecuencia de las rivalidades entre perredeístas y experredeístas, ahora enrolados en el proyecto del Partido Revolucionario Mayoritario. Sé que hay quienes atizan para que en la selección de los directivos de las salas capitulares haya una primera batalla de cuyos resultados después se pavonearían mediáticamente, sin medir consecuencias, aún a sabiendas de que no hay una cosa que le guste más a un perredeísta (y ahora también a un experredeísta buscando notoriedad en el proyectado PRM) que hacerse el guapo y gozarse hasta más no poder al vencer a un adversario interno. Es más, los perredeístas gozan más derrotando a sus compañeros que a rivales de otras organizaciones. Si la de los monos terminó a rabazos, esperemos que esta no…
El meollo
El meollo de la bifurcación de votos perredeístas y experredeístas (PRD-PRM) está en que las bancadas de regidores electos en la boleta blanca es decisoria en muchos ayuntamientos siempre y cuando voten unificados, no importa que constituyan la tercera fuerza en el cabildo. Pero, divididos, serían bloques minusválidos a los que las demás organizaciones representadas en los ayuntamientos les podrían pasar el rolo en alianza. Así, habría alcaldes perredeístas –o del ahora PRM- que perderían el control administrativo de esas corporaciones edilicias y, si tuvieran aspiraciones de reelegirse (como es el caso de la mayoría), esas pretensiones se verían menguadas. Entre compañeritos se vean…
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