El contacto directo entre vendedor y comprador se añade a la frescura de los productos así como precios más bajos en algunos casos, para hacer de la visita a los mercados agropecuarios, en procura del abastecimiento básico, una experiencia pintoresca. No hay aire acondicionado, la comodidad ni el servicio de los grandes supermercados pero los tipifica una atmósfera de familiaridad entre vendedores y consumidores, proverbialmente ventajosa. Mientras compro surgen conversaciones sobre cualquier tema; me entero de los ciclos de producción y su impacto en los precios; hallo comprensión y logro rebajas cuando me quejo por las subidas; reclamo “ñapa” y me complacen. En el “súper” la compra es fría y despersonalizada; en el mercado cálida y humana.
En el mercado
El contacto directo entre vendedor y comprador se añade a la frescura de los productos así como precios más bajos en algunos casos, para hacer de la visita a los mercados agropecuarios, en procura del abastecimiento básico, una experiencia pintoresca.
