De vuelta a la escuela con una mejor visión

Cuando empieza la época escolar la mayoría de los padres se preocupa más por la compra de los útiles escolares que por llevar a sus niños al médico pediatra para saber si tienen buena salud. La escuela y los estudios exigen que el organismo…

Cuando empieza la época escolar la mayoría de los padres se preocupa más por la compra de los útiles escolares que por llevar a sus niños al médico pediatra para saber si tienen buena salud. La escuela y los estudios exigen que el organismo se encuentre en perfecto estado para lograr un mejor rendimiento.

Muchos especialistas sostienen que el mal rendimiento escolar normalmente se relaciona a problemas de conducta, pero no se toma en cuenta que el niño podría estar teniendo problemas de agudeza visual, por lo que aconsejan que antes de entrar al nuevo año escolar se le realice una revisión a los pequeños.

 “Con los ojos podemos ver todo lo que nos rodea, leer, estudiar, mirar a nuestros seres queridos y realizar todas las actividades, disfrutándolas plenamente”, considera la oftalmóloga Yesenia Matos.

La especialista resalta que la primera evaluación oftalmológica se recomienda a los tres años de edad, siempre y cuando no se presente antes alguna alteración.  “Una evaluación oftalmológica completa sirve para garantizar una buena salud visual en los niños que van creciendo, y para detectar  algunas  enfermedades que  pueden  provocar efectos irreversibles”, explica Matos.

La especialista del Centro Oftalmológico Ver Kids, advierte que es importante que antes de iniciar el año escolar a  los años niños se les haga un chequeo visual que permita garantizar una mejor visión o corregir a tiempo cualquier trastorno por simple o complejo que sea. Incluso, una parte de colegios y escuelas exige una evaluación oftalmológica a sus alumnos para así garantizar su progreso escolar, ya que los niños no saben expresar sus deficiencias visuales, lo que puede provocar atrasos en las clases, cambios en el comportamiento y problemas de personalidad en el caso de los pacientes estrábicos.

Hace la salvedad de que la evaluación se hace aún más necesaria, en estos momentos, debido al abuso en el uso de los aparatos tecnológicos, lo que podría agravar cualquier problema de salud visual que pueda existir . Sin embargo, aclara que, usados con prudencia, éstos no representan ningún daño a la visión.

Algunos de los síntomas que se pueden presentar en el niño, y que pueden ser fácilmente detectados en la escuela o en la casa para saber si sufre de la visión, son: acercar la vista de forma exagerada a los objetos, entrecerrar los párpados para afinar la visión;  si se frota los ojos, parpadea frecuente, tiene sensibilidad a la luz y cansancio visual.

Pruebas recomendadas

Matos dice que en condiciones de buena salud visual, se recomienda la visita al oftalmólogo al menos una vez al año. Entre las pruebas que se realizan dentro de la consulta oftalmológica, está la toma de agudeza visual. “Un niño no tiene que saber hablar para que se le realice un chequeo oftalmológico correcto”, dice.
Explica que existe una afección llamada ambliopía, también conocida como “ojo vago”, que, para que se entienda bien, es el ojo que no aprendió a ver. Tiene solución si se trata antes de los 7 u 8 años, porque a esta edad el ojo se convierte en adulto y pierde plasticidad. En la mayoría de los casos, dice, es reversible con tan sólo colocar un parcho en el de mejor visión para estimular al ojo vago. También se determinan posibles errores de refracción.  Algo importante a tener en cuenta es que los cambios rápidos de refracción durante la infancia exigen verificaciones frecuentes.

La especialista comenta que existen diferentes tipos de errores de refracción, como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, que son perfectamente corregibles con lentes.

El mejor modelo de lentes

Matos considera que es importante que el niño se sienta a gusto con sus lentes, no solamente para corregir el defecto refractivo, sino para que los use con regularidad y de esta forma logre una mejor visión.

 Generalmente, los niños suelen sentirse más cómodos con gafas cuando se les permite elegir sus propias monturas. A cierta edad, su hijo tratará de evitar cualquier montura que considere “pasada de moda o fea”,  por lo que hay que tratar de ofrecerle una orientación sutil, y poco a poco descartar aquellas gafas menos adecuadas.

Hay que tener en cuenta que el objetivo real es conseguir que el niño utilice las gafas. Hay ciertas características, tanto de los cristales como de las monturas, que se pueden resaltar para inspirar a un niño a que las use, como por ejemplo las gafas que llevan papá y mamá, cristales mágicos que se oscurecen con la luz (fotocromáticos), o con poderes especiales para ver muy lejos o muy cerca, las gafas flexibles y las de personajes famosos como Harry Potter.

¿Metal o plástico? Las monturas de los niños pueden estar generalmente fabricadas en materiales plásticos (también llamado “pasta”) o en metal. La moda hace que al igual que sucede con los adultos en ciertas épocas se lleve más un material que el otro.

Importante
Prevenir y tratar los problemas derivados de la salud visual de los niños es misión de las personas que viven  habitualmente con ellos.

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