“Nunca me tracé como meta ser el mejor de mi posición”

Los jóvenes de su época se sintieron atraídos por el deporte del aro y el balón. Eran los años en que el país seguía con entusiasmo la participación de sus muchachos en los torneos internacionales. Muchos dominicanos alcanzaron fama nacional&#8230

Los jóvenes de su época se sintieron atraídos por el deporte del aro y el balón. Eran los años en que el país seguía con entusiasmo la participación de sus muchachos en los torneos internacionales. Muchos dominicanos alcanzaron fama nacional e internacionalmente.

Uno de esos dominicanos es Iván Mieses, cuyo extraordinario desempeño en la cancha, lo inscribió en las páginas de ese deporte, de forma tal, que a la fecha, nadie ha podido romper los récords que impuso en el terreno de juego.

Miembro del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, Inmortal del Deporte, son algunos de los reconocimientos que ha recibido por los números conseguidos durante su carrera.

En lo personal, Iván es un ser humano que disfruta de la compañía de las personas, le gusta ayudar a los demás. Por eso, frecuentemente ofrece charlas de motivación, educativas y de orientación a la juventud, ya que según explica, los jóvenes de hoy en día necesitan apoyo para que no se pierdan en el camino.
A sus 54 años se siente complacido con el reconocimiento de la gente, feliz con su vida fuera de la cancha y sobre todo, se define como un padre orgulloso, que solo aspira poder seguir aportando a la sociedad de la mejor manera posible.  

1. En febrero
Nací en Santo Domingo, en el sector San Carlos, el día 11 de febrero de 1960. Soy hijo de Marino Mieses y Milagros Campillo de Mieses. Ambos fallecidos. Ellos tuvieron cuatro hijos, Marina, Magaly, Omar e Iván. En San Carlos se desarrolló toda mi vida. Yo era un niño muy tranquilo, desde muy niño, con apenas cinco o seis años de edad comencé a practicar deportes, principalmente el béisbol, hasta llegué a pertenecer al equipo selección de Ciudad Nueva, también del equipo selección del Distrito Nacional. Recuerdo que a los 10 años practicaba de lleno deportes. Estudiaba en el Colegio Nuestra Señora de La Altagracia, ubicado en la calle 16 de Agosto, casi frente a mi casa. Recuerdo muy bien esa casa, que mi papá había rentado, allí vivíamos papá, mamá, mis dos hermanas mayores, mi hermano gemelo y yo. Era una casa con tres habitaciones, un baño, una pequeña sala, un comedor en la parte trasera, una cocina y un cuarto de servicio.

2. Mis padres
Mi padre murió hace cuatro años, tenía 85 años y mi mamá, hace dos años, con 80 años de edad. Los hermanos Mieses Campillo estamos en paz, y les damos gracias al Todopoderoso por dejárnoslos vivir por 85 y 80 años. Sus muertes no fueron trágicas, ni dolorosas, fueron cortas. La muerte es lo único seguro que tenemos desde que nacemos. Solamente sabemos el día que nacemos, pero no sabemos el día que papá Dios nos va a solicitar. Lo más triste que me ha pasado es la muerte de mis padres. Lo más triste es perder a los seres queridos. Los extraño cien por ciento. Mis padres eran mis mejores amigos.

3. Época tranquila
Recuerdo los días de mi infancia como una época muy bonita, sobre todo sana, no como hoy en día que hay muchas cosas, hoy en día hay que tener mucho cuidado. Ya no siento esa seguridad que sentía antes. Hay que tener mucho cuidado, donde, cuando, vas a estar. Yo recuerdo que solía caminar libremente cuando me iba a estudiar todos los días, en el sector San Carlos. Me iba a Güibia, al Malecón, todas esas son cosas que ya no se pueden hacer. Esas cosas hoy en día conllevan cierto riesgo. Uno siempre recuerda esa etapa de la vida, sobre todo por uno compartir con sus padres.

4. El baloncesto
Un primo mío tenía una pequeña cancha en su casa y me invitó un día a pasar por su casa y ahí comenzamos todas las tardes a jugar. Él jugaba del Club San Lázaro y en el año 70, con 10 años, decidí ser miembro del Club San Lázaro y ahí estuve por un año. Ya en el año 1971, como yo vivía en San Carlos, la cancha del Club Eugenio Perdomo quedaba a una esquina y media de mi casa, solicité al club San Lázaro para que me permitieran inscribirme en el club Eugenio Perdomo, donde comencé a practicar ya más formal. Ya no solo era miembro del Club Eugenio Perdomo, sino también de la Selección Nacional de Baloncesto.

5. Administrador
Estudié Administración de Empresas y luego tomé varios cursos técnicos de Publicidad, Ventas, Relaciones Públicas, organización de eventos, aspectos que yo vengo trabajando durante 30 años, porque ya tengo 27 años como atleta retirado del baloncesto.

6. El retiro
Mi retiro no fue difícil, en lo absoluto. En mi caso, yo soy un emprendedor. Soy un apersona que creó una profesión para no retirarme nunca en la vida, es decir, que cuando organizo eventos, no solamente deportivos, sino también sociales y culturales, mi música favorita es el jazz, por eso cada tres meses, reúno aun grupo que yo llamo “Friends Club”, club de la amistad, que son personas amantes del jazz, que son mis invitados. En esa actividad también escuchamos los merengues clásicos de los 70, 80 y 90, a veces invitamos un artista nacional. Son eventos sociales, musicales y empresariales, en los que buscamos compartir una buena copa de vino y una buena conversación y al que le gusta bailar, como a mí, que me gusta bailar un buen merengue, aprovecha para bailar.

7. Divorciado
Me divorcié hace poco más de 10 años. Tengo un hijo, que es Omar Eduardo, que ya cumplió 21 años, reside en Phoenix, Arizona, ahora se gradúa de International Bussines. Estoy muy orgulloso de él. El también sigue el deporte, pero también ha sabido asimilar las enseñanzas de su papá que le ha manifestado que tiene que prepararse en una profesión que le permita seguir hacia adelante. Yo me hice profesional a los 24 años y él lo hará a los 21. Lo que pasa es que la época que a mí me tocó estudiar era una época muy difícil, porque, en mi vida, en cuanto a mi trayectoria, a mí me tocó ir a la secundaria con 18 años de edad, yo estudie del 70 al 78 en el colegio Evangélico Central, cuando yo ingreso a la secundaria en el año 1978, ya era miembro de la Selección Nacional, desde el año 1976, lo que implicaba que yo tenía que trabajar para una empresa, 3M Dominicana, de ocho a seis de la tarde, estudiar de seis a 10 de la noche y mis entrenamientos de 10 a 12 de la noche.

8. 34.3 puntos por juego
Me gustan mucho los deportes (todos los deportes), porque yo practico tenis, juego dominó, billar, vóleibol, baloncesto, una serie innumerable de deportes que, no solamente lo práctico, sino que también le doy seguimiento. Entonces el deporte recrea, las actividades que yo realizo recrean. Nunca me tracé como meta ser ni el mejor de mi posición, ni en el torneo del año Setenta y seis (76), cuando fue mi primer año, cuando encesté trescientos (300) puntos, el único atleta que lo ha hecho y mucho menos en un segundo año cuando encesté 513 puntos, que son 34.3 puntos por juego, que es la marca nacional. A los 18 años fui el cuarto mejor anotador del mundo, con un promedio de 20 puntos por juego, en 1978. Formé parte de la primera medalla en el año 1977 en Panamá, y de la primera medalla en los Centroamericanos y del Caribe en Medellín Colombia.

9. Reconocimientos
El baloncesto me apasiona, es el deporte que me dio a conocer en mi país. Es un deporte que uno lleva en el corazón siempre. Me siento orgulloso cuando la gente me califica como el mejor jugador en mi posición. Soy miembro del Pabellón de la Fama, en el año 2005, para ser inmortal del deporte y miembro del Pabellón de la Fama tienes que tener 45 o más años y llevar retirado cinco o más años. Me retiré en el 87 con 27 años y 18 años después fui elegido de manera unánime. En eso influyen las estadísticas y tu conducta frente a la sociedad.

10. El presente
Hoy en día me mantengo trabajando con mis proyectos personales, soy un emprendedor, creo en hacer el bien, a mí me gusta hablar, ofrecer charlas educativas a jóvenes de diferentes municipios, no solamente en la capital, sino que me gusta hablar y darle a conocer mis conocimientos y claro, una charla educativa, una charla de motivación, no cae mal, sobre todo para los jóvenes de hoy día, que no sé lo que están pensando. Quiero que ellos entiendan que tienen que aprovechar al máximo su tiempo, tienen que prepararse para que en un mañana sus familiares y sus padres se sientan orgullosos de que realmente han hecho un trabajo “1-A” como debe de ser. Que sean personas como anteriormente señalé, personas buenas, que se sientan todos orgullosos de ellos, para cuando en este caso les toque a sus padres partir, se vayan en paz, te lo digo por mi propia experiencia.

Antes se jugaba por amor y patriotismo

Pertenecer a la Selección Nacional de Baloncesto fue una experiencia fabulosa. Yo poseía talento natural, pero también tuve que trabajar bastante para aprovechar ese talento y casi perfeccionarlo, porque la perfección no existe. Perfecto solo es Dios.

Hoy en día, a mis 54 años, me siento muy feliz, de que en esos días, no sé si fui el primero, pero sí fui uno de los primeros del baloncesto.

Haber participado en todas las categorías y haber pertenecido a la Selección Nacional en todas las categorías. Era una época romántica, porque a nosotros no se nos pagaba dinero como se paga ahora, no había tantas facilidades.

Hasta los uniformes teníamos que devolverlos, tanto al club y también a la selección, porque era muy limitado, había una precariedad enorme a nivel económico.

Hoy en día existen empresarios y sobre todo, hay buen dinero que se puede pagar a esos atletas de primera competencia.

Antes se jugaba por amor, por orgullo y sobre todo por la satisfacción de poder representar al país.

Ser el representante del país es una experiencia fantástica, puedes visitar muchos países, conocer muchos amigos y mantener esas amistades por mucho tiempo, como lo he hecho yo.

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