Y las palabras también

Desde el inicio mismo del gobierno el presidente de la República planteó que prefería que sean los hechos los que hablaran.

Desde el inicio mismo del gobierno el presidente de la República planteó que prefería que sean los hechos los que hablaran. Que las políticas públicas y los programas llevados a cabo por el Ejecutivo, explicarían por sí mismos el propósito último de la actual gestión presidencial y que por lo tanto, su guía sería la expresión bíblica “por sus frutos los conoceréis”. De esta manera, se ha procurado erradicar la práctica de la conceptualización vacía de buenas acciones gubernamentales, como había acontecido en administraciones anteriores. Hasta ahora el presidente ha sido parco en el uso de la palabra y ha preferido actuar y escuchar.

Reconocemos el valor de esta actitud en una sociedad donde la palabra presidencial ha estado tan devaluada. La histórica incongruencia entre el discurso y la práctica en la administración pública ha generado desconfianza de la ciudadanía frente a sus gobiernos. Reconstruir la confianza Estado-sociedad supone un compromiso de las autoridades con el cumplimiento de su programa de gobierno. Predicar con los hechos, sobre todo con aquellos que respondan a las expectativas y necesidades de la gente, ayuda a recuperar la credibilidad en lo público y consecuentemente, a que se colabore con el Estado en la búsqueda de soluciones a los principales problemas que tiene el país.

Sin embargo, el buen actuar es aún mejor si está acompañado del buen decir. A mitad de su periodo, el gobierno ha tenido logros y fracasos. Aciertos que se deben difundir y ausencias y desaciertos que se deben explicar. Se ha echado de menos a un presidente, u otros funcionarios públicos, que tenga un dialogo más fluido con la opinión pública. Fue relevante el encuentro sostenido por el Presidente de la República con representantes de medios de comunicación al cumplirse dos años de su gobierno. Esta debería ser una práctica más frecuente en lo que resta de gobierno.

La gente quiere saber cómo piensa el presidente sobre los distintos temas de la agenda nacional. Estamos de acuerdo con que el primer mandatario se tome su tiempo para la reflexión, pero es necesario que este no sea tan prolongado. Las intervenciones públicas del presidente ayudarán a tener una mejor comprensión de los planes gubernamentales, sus avances y limitaciones. Al mismo tiempo, este se puede constituir en un importante ejercicio de diálogo cívico-político que ayude a mejorar la calidad de las políticas públicas. Esto sería coherente con el desafío que tenemos en la sociedad dominicana de constituir una democracia deliberativa, donde el diálogo, el debate y la negociación entre los diversos actores fortalezcan el sistema político.

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