La música como medio de transformación

El pasado domingo 10 de agosto se habían cumplido 34 días del conflicto entre Hamas e Israel. Fue un día particularmente violento: los israelíes hicieron 25 incursiones aéreas en la densamente poblada Gaza, después de 60 llevadas a cabo el día&#823

El pasado domingo 10 de agosto se habían cumplido 34 días del conflicto entre Hamas e Israel. Fue un día particularmente violento: los israelíes hicieron 25 incursiones aéreas en la densamente poblada Gaza, después de 60 llevadas a cabo el día anterior. Al mismo tiempo, 30 cohetes de Hamas habían sido lanzados contra Israel. Más de 2000 palestinos, principalmente civiles, y 67 israelíes han muerto es este último episodio de violencia. Pero lo que podría resultar más desalentador es que la presente violencia terminara impulsando, con su lógica implacable, futuros conflictos.

Sin embargo, ese mismo día, a miles de kilómetros, específicamente en el Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires, un joven palestino tocaba la parte de clarinete de una composición de Richard Wagner, mientras sus compañeros israelíes de la orquesta “se esmeraban en darle el apoyo armónico”. Y cuando le correspondió a un joven judío, sentado al lado del clarinetista palestino, tocar la parte correspondiente al oboe. “… por un segundo fui consciente del hecho de que solo en este lugar, en esta orquesta, es donde un israelí tiene algo importante que hacer y una colectividad llena de árabes le desea lo mejor y le está ayudando”, apuntó el maestro Daniel Baremboim.

Baremboim, de nacionalidad argentina, israelí y española, creó en el año 1999 la Orquesta Diván Este Oeste, en donde participan jóvenes procedentes de Israel, los territorios palestinos y los países árabes. “Al principio, seguramente ven en el otro a un monstruo”, dice Barenboim, “pero cuando tocan juntos, el ‘enemigo’ se transforma en algo diferente. Hacer música juntos durante seis o siete horas crea una atmósfera de experiencias, sentimientos y objetivos conjuntos y, sobre todo, de respeto mutuo… No conozco otro lugar donde eso sea posible. Y yo creo que lo que hace de esta orquesta lo que es, es que hay una igualdad no solo de derechos, sino de responsabilidades. Y es la combinación de derechos y responsabilidades la que tenemos que darles tanto a israelíes como a palestinos”. Estas reflexiones ponen de relieve que la música es un excelente medio para producir cambios entre los jóvenes fortaleciendo un sentido de dignidad y autoestima dotando de una sensibilidad estética y enseñando a colaborar, donde cada quien apoya y es apoyado, por cada miembro de la orquesta. En nuestro país, las orquestas de cuerdas clásicas barriales contribuyen a contrarrestar una cultura de vulgaridad, violencia y droga que permean nuestros barrios. Y es que la pobreza y la desesperanza se perpetúan debido a que los pobres reciben la peor “cultura.”

Colaborar en el desarrollo del sistema de orquestas barriales de la Fundación Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil ha sido una de las mayores satisfacciones de mi vida, y seguramente lo será para aquellas personas y empresas que estén en condiciones y decidan hacerlo…

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