El peligro está en la segunda vuelta

No basta con el puro deseo de sacar del poder al PLD. No importa que los problemas básicos del país estén sin resolver.

No basta con el puro deseo de sacar del poder al PLD. No importa que los problemas básicos del país estén sin resolver. La tarea más delicada es unir a la oposición alrededor de una oferta programática novedosa y una candidatura creíble y confiable. Es una batalla difícil porque implica derrotar muchas barreras.

El PLD, como maquinaria gobernante, ha demostrado que es un hueso duro de roer. La primera lucha es al interior de los viejos y mayoritarios partidos políticos. Luego en el seno del bloque opositor. Con el pugilato por la candidatura presidencial que prima en la actualidad casi todos los aspirantes quedan descalificados. La oposición tiene que mirarse en el espejo y entender que el divisionismo es su peor enemigo. Mientras el oficialismo se fortalece, la oposición más se debilita. Esa debilidad de la oposición ha sido la causa determinante de su fracaso. Veinte años más es poco para el PLD seguir en el poder con ese divisionismo. El tema de la candidatura presidencial ha desatado fuerzas políticas irreconciliables. No son pocos los que están desesperados por ser candidatos, sin la preparación ni la cualificación suficiente para serlos. Entonces, ahí está el conflicto principal.

A la hora de elegir el candidato nadie quiere flojar porque todos quieren el cargo. Y ocurre que por lo visto habrá por lo menos cuatro bloques de oposición en las elecciones del 2016. Pongamos por caso hipotético como candidatos a Hipólito Mejía, con el PRM, Miguel Vargas, con el PRD, Fidel Santana con el Frente Amplio y Guillermo Moreno, con Alianza-País. Juntos son poder, separados no valen nada. En una segunda vuelta, ninguno de esos eventuales candidatos declinaría en favor del otro. El PLD gana de calle otra vez con semejante escenario político.

Si de verdad quieren ganar, la fórmula ideal es pactar un acuerdo basado en una plataforma programática. Sin principios programáticos y estratégicos la unidad es imposible en la política y en todo. Es imperativo buscar una figura política carismática, competente y sobre todo inobjetable, unificadora. Puede ser un intelectual y profesional independiente como José Joaquín Puello, neurocirujano sin protagonismo, sin manchas ni rebatiñas por conquistar el poder. Una candidatura así, con liderazgo limpio y experiencia gerencial privada, unificaría de verdad a toda la oposición, y echaría del poder al PLD hasta en la primera vuelta.

Como él hay muchos intelectuales y académicos que no andan detrás de la candidatura presidencial ni de nada. Sólo son profesionales independientes, con vocación de trabajo y larga trayectoria de éxito al servicio del país. Verdaderos iconos y héroes de la vida nacional, con su vida personal resuelta, sin ambiciones desmedidas. Ese es el perfil del candidato que necesita buscar la oposición. Repetir fórmulas gastadas y fracasadas, sin discurso ni encanto político, es volver a lo mismo. Es conducir la oposición por el camino del fracaso. Y propiciar el retorno al poder de Leonel Fernández con todo su séquito, cual caudillo irreemplazable, al mejor estilo del trujillismo y la dictadura.

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