Pollo y consumidores

Elevado el precio de cualquier artículo por decisión del productor, el consumidor inteligente reacciona suspendiendo su consumo. La baja en la demanda presionará gradualmente la baja de precio. La opinión del ministro de Industria y Comercio sobre sustituir la carne de pollo por otras fuentes proteicas no es descabellada. Muy al contrario, encierra la efectiva solución a la presente alza. En muchos casos la intervención del Estado no hace bien a la economía sino que la distorsiona. En el libre mercado no puede esperarse que el Gobierno imponga precios. Contra los intereses de la producción que encarecen el pollo, el consumidor tiene el poder: no se compre. Si la población lo ejerciera decididamente, celebraríamos los resultados.