El ejercicio de la política continúa con matices primitivos en el país. Enemistades personales, insultos, amenazas y vías de hecho.
Eso no debe ser, y menos en estos tiempos. Pero podemos empezar a cambiar, y comportarnos como ciudadanos que aceptan las diferencias como manifestación muy simple de la diversidad en todos los campos. Aprender a vivir con ellas es muestra de inteligencia y madurez.
Los hechos que definitivamente formalizan una división entre perredeístas deben servir para algo.
Las ideas no pueden ser sólo para arruinar a los adversarios, sino para encontrar vías mejores para la solución de los problemas.
La decisión de la Junta Central Electoral (JCE) mediante la cual ha asignado un nombre propio y definitivo al desprendimiento del Partido Revolucionario Dominicano conocido como Partido Revolucionario Mayoritario, mediante el cambio de denominación de la Alianza Social Dominicana, debe ser sencillamente aceptada.
Los perredeístas agrupados en la nueva formación han escogido su propio camino. Han ejercido un derecho. Los perredeístas que se quedan en la casa nacional tienen igual derecho a hacer lo propio. Deben tolerarse y cesar los hostigamientos.
No parece prudente que se pretenda cerrar las vías al ejercicio de prerrogativas ciudadanas a los miembros del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Es una nueva realidad que el PRD simplemente debe acoger. Igual deben hacer los demás partidos.
La JCE ha contribuido al entendimiento y a bajar las tensiones entre esos actores políticos. Conviene al clima de tolerancia y a la civilización de la vida política.
El Nacional
el nacional cumple hoy 48 años de servicios a la República, con un enfoque muy firme en la defensa de la democracia, la libertad y los derechos humanos, valores muy caros a toda la humanidad.
En tan feliz ocasión, nos unimos a la alegría del colectivo que trabaja para que todas las tardes ese importante medio esté entre nosotros.
Nuestros parabienes a Radhamés Gómez Pepín, su director, y por su intermedio, a todo su personal.
