¡Lección divina!

Una de las razones por qué no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos, sucede cuando estamos muy llenos de nosotros mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos. Esta gente asegura que su experiencia es el único…

¡Lección Divina!

Una de las razones por las qué no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos, sucede cuando estamos muy llenos de sí mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos. Esta gente asegura que su experiencia es el único…

¡Lección divina!

Una de las razones porque no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos, sucede cuando estamos muy llenos de sí mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos.  Esa gente asegura que su experiencia es  el único norte.&#82

¡Lección divina!

Una de las razones por las que no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos es cuando estamos muy llenos de sí mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos.  Esta gente asegura que su experiencia es  el único norte.&#8

Una de las razones por qué no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos, sucede cuando estamos muy llenos de nosotros mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos. Esta gente asegura que su experiencia es el único norte. Generalmente, ni notan cuando pierden algo, ni cuando otros apenas le toleran. No interpretan el hecho de que ya no están en ciertos corazones, porque ven que aún transitan entre ellos. Sin embargo, en esta vida, cada vez que pierdes “algo” generalmente, terminas perdiendo a “alguien”.  Esta ceguera a sus propias debilidades y errores, le hace candidato ideal para la gran lección divina. Cuando se aparte la sombra de lo que perdiste, conocerás la soledad a plena luz del día. ¡Estabas “sinceramente” equivocado! 

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Una de las razones por las qué no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos, sucede cuando estamos muy llenos de sí mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos. Esta gente asegura que su experiencia es el único norte. Generalmente, ni notan cuando pierden algo, ni cuando otros apenas le toleran. No interpretan el hecho de que ya no están en ciertos corazones, porque ven que aún transitan entre ellos. Sin embargo, en esta vida, cada vez que pierdes “algo “ generalmente, terminas perdiendo a “alguien”. ¡Esta ceguera a sus propias debilidades y errores, le hace candidato ideal para la gran lección divina! Cuando se aparta la sombra de lo que perdiste, conocerás la soledad a plena luz del día. ¡Estabas “sinceramente” equivocado!

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Una de las razones porque no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos, sucede cuando estamos muy llenos de sí mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos.  Esa gente asegura que su experiencia es  el único norte. Generalmente, ni notan cuando pierden algo, ni cuando otros apenas les toleran. No interpretan el hecho de que ya no están en ciertos corazones, porque ven que aún transitan entre ellos.  Sin embargo, en esta vida, cada vez que pierdes “algo” generalmente, terminas perdiendo a “alguien”. Esta ceguera a sus propias debilidades y errores, le hace candidato ideal para la gran lección divina. Cuando se aparte la sombra de lo que perdiste, conocerás la soledad a plena luz del día. ¡Estabas “sinceramente” equivocado!

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Una de las razones por las que no alcanzamos a entender cosas sencillas y fracasamos es cuando estamos muy llenos de sí mismos, cargados de ego, incapaces de ponernos en los zapatos ajenos.  Esta gente asegura que su experiencia es  el único norte. Generalmente, ni notan cuando pierden algo, ni cuando otros apenas le toleran. No interpretan el hecho de que ya no están en ciertos corazones, porque ven que aún transitan entre ellos.  Sin embargo, en esta vida, cada vez que pierdes “algo” generalmente, terminas perdiendo a “alguien”. Esta ceguera a sus propias debilidades y errores, le hace candidato ideal para la gran lección divina. Cuando se aparte la sombra de lo que perdiste, conocerás la soledad a plena luz del día. ¡Estabas “sinceramente” equivocado!

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