La salud de la población es un tema capital en las responsabilidades del Estado. A veces se entiende que las más adecuadas respuestas están en la aprobación de normativas; otras veces se considera que es un problema de la formulación de un buen plan. Más si se enfoca el problema de forma apropiada se verá que más que leyes o planes se trata de “hacer que las cosas sucedan”.
En materia de políticas de salud, en la República Dominicana se dispone de excelentes planes y aun mejores leyes. La Ley General de Salud 42-01 y la Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social son dos excelentes leyes; en lo que corresponde a un plan adecuado, uno de los pasos más trascendentes en las últimas décadas es el Plan Decenal de Salud 2006-2015. Aun así los servicios de salud son altamente deficientes y costosos para la población.
En su extremo, la situación se resume en la reacción del Presidente de la República el 2 de mayo de 2013 en una visita sorpresa que hiciera al hospital Darío Contreras; donde constató las condiciones realmente infrahumanas de los pacientes. Si bien se han dado algunas respuestas parciales, los problemas más que localizarlos en la infraestructura física, hay que focalizarlos en el modelo de gestión.
El modelo de gestión en salud está asociado principalmente a la separación de las funciones de regulación, provisión de servicios, financiamiento y supervisión. Aunque los planes y las normativas del sector lo establecen desde el 2001 aún luce lejos el día de hacerlo realidad.
Los problemas del modelo de gestión se manifiestan además en la debilidad de los mecanismos de habilitación y acreditación de los servicios de salud tanto públicos como privados; la gran inequidad entre los regímenes contributivo y subsidiado; pero que además el primero aún no avanza desde el Plan de Servicios de Salud-PDSS- hacia el Plan Básico de Salud-PBS- quedándose en la transitoriedad que significó su inicio a partir del 1ro. de mayo de 2007. Además la ausencia de la garantía de calidad en base a un sistema de supervisión y auditoría de los servicios de salud a partir de protocolos y la estricta observancia de las historias clínicas.
Reducir los medicamentos ambulatorios a sólo 3 mil pesos al año y no establecer ningún control al copago en el SFS, afecta hasta hacerlo casi insostenible el bolsillo de quienes están afiliados al régimen contributivo.
El modelo de gestión puede ser la gran contribución para el avance del sector salud en la República Dominicana. ¿Qué sucede?
