“Pedritín: La Cibao-Sur no es sólo cuestión de coeficientes y relaciones de producción”

Te escribo sin ánimos de polemizar en cuanto a los aspectos técnicos que tú exhibes y manejas.

Te escribo sin ánimos de polemizar en cuanto a los aspectos técnicos que tú exhibes y manejas. Te escribo en un ambiente familiar ya que recuerdas que fui profesor de tu hermana María en tu casa de La Vega por los años 50, y luego en la UASD tuve el honor de tenerte como alumno durante la convulsión que siguió a los problemas de Abril de 1965.

Creo en el sistema hindú de expresar contando las cosas. Cuando ocurrió el huracán David en 1979, yo era ministro de Obras Públicas en el gobierno de Antonio Guzmán. La carretera Duarte se había roto a la altura de la Cumbre y Falconbridge se ofreció para repararla con sus técnicos y sus equipos.

En esos mismos días durante una recepción en el Palacio Nacional, el Embajador de Estados Unidos, Robert Yost, convocó al presidente Guzmán y a mí a una repisa que rodeaba una de las columnas del salón.

Sacó de sus bolsillos una libreta pequeña y dibujó un esquema de la isla de Santo Domingo, trazó una X en la zona que correspondería a Puerto Plata y otra X en la zona correspondiente a Barahona. Le dijo al Presidente: Usted tiene combustible aquí, señalando a Puerto Plata, y necesita combustible acá, señalando la X de Barahona. Su gobierno está pidiendo ayuda a mi gobierno para llevar por vía marítima combustible de Norte a Sur. Si hubiera una corta comunicación de aquí, señalando a Santiago, hasta aquí, señalando la zona de San Juan, su gobierno tendría un mejor sistema de comunicación y fomentaría el intercambio de dos zonas que se mantienen como partes de países diferentes.
Días después el presidente Guzmán me convocó al Palacio y me autorizó a estudiar y buscar financiamiento para la posible carretera Cibao-Sur.

Después de un viaje a caballo por la ruta, San José de las Matas/San Juan, acompañado de un ecólogo brasileño, el representante de SERCITEC, el representante de Delcanda International, algunos geólogos dominicanos recién llegados de México y de Rusia y el cuerpo del Departamento de Diseño de la Secretaría de Obras Públicas, la ruta se cubrió en un día, gracias a la experiencia de PIRO, un guía que nos había facilitado monseñor Roque Adames y que acostumbraba hacer el recorrido varias veces en el año, a nuestra llegada el pueblo de San Juan parecía celebrar un día de festejo local. El padre de José Joaquín Puello presidió un grupo que expresó la alegría de San Juan con este intento del gobierno de hacer realidad un sueño de tantas generaciones.

Como resultado de las actividades desplegadas, fui autorizado a visitar Brasil, invitado por aquel gobierno y discutir las posibilidades de un financiamiento proveniente de allí.

Finalmente llegamos a un acuerdo y regresé al país con una carta-intención de financiamiento del proyecto por 60 millones de dólares.

Llegué a Santo Domingo un domingo por la tarde y supe que el Presidente estaba en Baní. Me trasladé allí para comunicarle la buena nueva y lo conseguí en una residencia particular donde participaba de un ágape familiar. Hicimos un aparte en el patio de la casa y le entregué la carta-intención.

Le conté brevemente los detalles para llegar a esta oferta y me abrazó felicitándome. Entonces cabizbajo me dijo: Secretario, tengo que decirle con pena que mis funcionarios del sector económico me han advertido que no podemos endeudar al país por la situación que se está viviendo. Tenemos que dejar ese proyecto para más adelante.

Nos despedimos con un abrazo y sin pensarlo descubrí que yo lloraba de impotencia.

Otra vez los intereses económicos infiltrados en el gobierno se habían adelantado y habían ganado la partida manteniendo las zonas Sur y Norte como si fueran países extraños.

El mapa que tú publicas en elCaribe, donde se ven esas dos líneas paralelas desde Santo Domingo hasta la frontera, sin ninguna conexión intermedia, debía llamar a reflexión a todos los que soñamos con que alguna vez un Ramírez o un Herrera o un Heyaime contraiga matrimonio o se asocie con una Bermúdez, una Brugal, una Cabral, cerrando al fin el círculo familiar cuyos frutos son imposibles de prever mientras las energías de estas dos regiones se mantengan distanciadas.

Cuando los Reinoso de Tamboril producen una tabla de chocolate tienen que viajar 500 km para llegar a San Juan. Una botella de Brugal desde Puerto Plata viaja 600 km.

Por la Cibao-Sur serían solo 160 km.

Trujillo necesitaba evitar que el Gral. José del Carmen Ramírez, de San Juan, se comunicara con Desiderio Arias en Mao o con Cipriano Bencosme en Moca por razones políticas.

Hoy las condiciones se han invertido y llaman a la búsqueda de relaciones económicas complementarias entre las diversas zonas del país.

Ya se examina una ecuación en donde un daño ecológico es admisible si se compensa con determinados grados de desarrollos de tipo económico y social.
Tú sabes que esa es hoy la gran disyuntiva de las grandes presas.

Yo creo que los grandes enclaves empresariales que nacieron en Herrera, Haina y otros lugares cercanos a las facilidades que creaba el monstruo industrial de Haina son ya suficientemente sólidos para temer la emergencia de otras matrices de desarrollo.

 Todas estas cosas que te he comentado tienen la intención de llamar la atención hacia el hecho de que los criterios para tomar decisiones  en el proyecto Cibao-Sur son algo más que simples coeficientes y factores de rendimiento y beneficios.

El aspecto humano y el carácter de unidad de un país, debe estar entre los factores que se analicen al pensar en Cibao-Sur. La PUCMM y el ISA no deben verse en el Sur como posibilidades lejanas para los jóvenes de la región. Pero tampoco tendría que duplicarse si está tan cerca geográficamente.

Espero que recibas estas ideas como un intento de arrojar luz desde otra óptica, siempre dentro del plano de cariño y respeto profesional que me mereces. Nunca con intento de polemizar.

Abrazos,
Tu colega y amigo Rafael Corominas Pepín.

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